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miércoles, 10 de septiembre de 2014

15 días desde mi regreso

Una palabra lo puede sintetizar todo: Desubicada.
Llevo ya una semana de vuelta al trabajo, con las rutinas y los proyectos por llegar. Con miles de decisiones por tomar y muchas tareas nuevas que aprender a gestionar. Lo peor de todo es el "hacer porque toca". Eso lo llevo fatal, igual que tener que seguir normas y unos horarios dentro de 4 paredes. No es que sea tan dramático pero la verdad es que me siento enjaulada. Sin libertad. Esa total libertad que me permitía escuchar a mis instintos, a mis verdaderas necesidades sin presión alguna y con la que todo fluía con naturalidad. No puedo decir lo mismo del momento presente en el que todo el mundo va corriendo de un lado a otro, y no hay tiempo ni para escucharse por dentro, relajarse y dejarse llevar. A partir de la semana que viene aún será todo más frenético. Pero una vez más me doy cuenta que tengo dos opciones (pues siempre hay elección): o me ahogo con la presión intetando frenar o cambiar la rueda, o me adapto y utilizo lo aprendido para mejorar la situación actual y aprovecho esta oportunidad del momento de ahora para crecer aún más como persona poniendo un práctica las herramientas que llevo en mi mochila de viaje. Este será, sin duda alguna, otro reto más, igual más duro porque cuesta más fluir y porque el estado de paz se ve perturbado por las exigencias y presiones externas de la sociedad y las que yo misma, me pongo casi sin darme cuenta.

Poco a poco, cuando encuentro mis momentos de calma, sola, en los que me siento super bien (pues los he encontrado y saboreado a lo largo de mi viaje), todo vuelve a fluir y entonces, ahora sí, se me aparecen recuerdos, sensaciones y situaciones que he vivido este tiempo en ruta, y parece que les voy encontrando su utilidad y lugar, en la realidad actual, en esta sociedad que cada vez está más averiada pero tambien, de la que cada vez más salen más almas despiertas y con sed de descubrir algo diferente. Diferente  a esta realidad que parece que nos vendieron muy bien envuelta y que compramos a toca teja sin pensarlo dos veces.

     


Es curioso, tengo ganas de hacer cosas pero a la vez estoy tan tranquila conmigo en casa, aprovechando para reubicar las salas, las zonas y mis cosas, que cada día me desprendo de más y me quedo con lo "necesario", que el cuerpo me pide calma y bajar a esta tierra. Desempaquetar cosas que tenía guardadas para alquilar el piso, deshacer las mochilas, limpiar un poco el piso y , sobretodo, permitirme el aterrizar de nuevo a casa. Y encontrar en que sitio me ubico yo después de 4 meses sin parar de descubrir y descubrirme, de experimentar cosas nuevas y , lo mas importante, sentir con los sentidos abiertos. Sé que será una lucha el evitar cerrarlos y mantenerlos tan motivados como hasta ahora. El otro día le comentaba a una amiga que hasta ahora no me había dado cuenta de la cantidad de aves que hay en mi vecindad! Y los sonidos que hacen, son increibles. A parte de coches y ruidos hay pájaros en todos sitios. Es curioso puesto que antes no me había dado cuenta, o no era consciente porque no estaba presente, sino más bién, inmersa en mis pensamientos. Os habeís fijoado si cuando andáis por la calle o os paráis mirais a vuestro alrededor? a los tejados o balcones de las casa, en las copas de los árboles, el cielo...? Porque la mayoría andamos mirando el suelo y peridos en nuestros pensamientos o en contestar los contínuos imputs del celular. Así el momento presente, desaparece sin apreciarlo. Éste será otro de mis retos. 

Justo hoy, en casa, escuchando un poco de bossanova, con el incienso encendido y mis velas, y esa brisa nocturna entrando por el balcón, me puse a mirar algunas de las fotos del viaje. Me embarqué de nuevo en los diferentes destinos y sentí, por primera vez después de mi regreso, sensaciones impresionantes que me dibujaron una inmensa y gratificante sonrisa en los labios. QUé afortunada pensé! Desde que llegué había medio bloqueado lo vivido , para adaptarme a la nueva realidad. Supongo que como mecanismo de defensa. Hoy sentada en el sofá, me quedaba maravillada. Las fotos son espectaculares, no sólo por los colores o las expresiones de las gentes, sinó porque cuando las amplio las escenas de una misma foto parece que tomen vida propia. Es impresionante, enfoque donde enfoque hay una hustoria detrás de cada una de las acciones o caras de esas gentes. En una misma foto pasan muchas cosas al mismo tiempo, y ese detalle lo acabo de ver ahora mismo.

       


Poco a poco, y aunque debo reconocer que llevo unos días muy negativa porque no quiero aceptar ni la realidad actual, ni  que esta experiencia se haya acabado, parece ser que voy encontrando mi "zona de confort" (esa de la que tanto miedo tenia de salir y ahora de volver a entrar) y espero que con os días encuentre un poco más de sentido a todo esto, a la vida aquí, mi trabajo y a nuevos proyectos que poco a poco se me van cruzando por la mente.

        

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