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lunes, 28 de julio de 2014

Ramadam en Lombok

      

Dentro de los viajes siempre hay momentos en que tienes algun bajón, el cansancio que vas acumulando por el simple hecho de ir asimilando tantos estímulos, o porqué simplemente no paras de moverte, o porque el clima también varia, acaba pasando factura. Ayer, después de un buen día de surf pero, de pasar un poco de frío en el mar, y el la barca, llegar cansada a casa después de cenar y de demasaiadas horas de surfing non stop, la humedad de las cabañas... me levanté esta mañana con una catarro considerable. Así que después de pedirme un buen Soto Ayam en mi Warung favorito (Mario's Warung), en el que su madre Syrinina cocina de vicio y con todo el amor de una madre, me pasé medio día durmiendo. Parece que por aquí estamos todos igual. Además aunque no se puede decir que el agua esté fría, cierto es que no está como en Tailanda o Srilanka y saliendo a primera hora de la mañana con el barco pesquero, acabas congelado. El neopreno, claro, pensé, para qué? INdonesia es cálida! pero debo decir que un 2mm lo agradecería sobretodo para nuestras sesiones del amanecer. Así pues, ahora me tocan unos días sin surfing y de descanso, que ahora que lo pienso, no he tenido en casi ningún momento del trip. Los que me conocéis ya sabéis que soy "culo inquieto" y la verdad es que la salut me ha estado acompañando a lo largo de todo el viaje.

JUsto ahora, recién levantada de mi día de marmota y de descanso, tomandome mi brevaje a base de té, genbibre, limón y ajo, sentada delante de nuestra cabañana observo el ir y venir de las gentes de la mini aldea. Estamos en casa de Kedi, un hombre que tiene una família numerosa y que conviven con otros familiares en otras casitas, formando así la mini aldea. Las gallinas corretean junto con los gatos, y las vacas que se pasean cerca, y los "bulé" convivimos con los indonesios en el mismo recinto. Sus hijos juegan medio desnudos en el patio central de arena y las mujeres cocinan y regentan la tiendina que te ofrece agua, cafe instantáneo y jabón y algunas galletas. 


Hoy es el último día de Ramadam y parece que hay una gran fiesta en toda la isla (pues son musulmanes). Junto con Clara y Mel hemos dicho que si los mocos nos lo permiten igual vamos a darnos una vuelta y a cenar por el centro de Kuta para ver que se cuece, aunque locura asegurada. La verdad es que no puedo decir que este viaje haya sido de fiesta nocturna para nada. Creo que tampoco es lo que busco y refiero compartir una buena cena con interesante charla con sus gentes y madrugar, al día siguiente, para una buena sesión de surf. Pues basicamente así es cómo ha ido confuyendo mi viaje. Adaptándome al ritmo natural del sol. Levantándome a las 5-6am y acostándome antes de las 11pm. 

     

Hoy me decía Kenty, que el tiempo está cambiando y que parece que está entrando la época fría en Lombok y me preuntaba si en España también teníamos estaciones más frías. Claro! le dije, justo cuando regrese empieza el otoño, y pasa como aquí que empiezan los constipados. Mientras se lo comentaba, se fumaba uno de los cientos de pitillos del día. Hay que ver lo que llegan a fumar aquí los indos! El otro día sentada en lo que ellos llaman Burak (ese tejadito de madera y paja) mirando hacia el techo me dí cuenta de todo lo que van guardando entre los trocitos de paja que van conformando el techado: cagetillas de cigarrillos, una navaja, galletas, ojas de papel, algun bolígrafo, y una linterna, puesto que normalmente Kedy duerme encima de la tarima para controlar su negocio familiar.

       

Así pues, mientras me voy recuperando de este catarrazo voy observando el escenario que tengo delante. Es curioso como se relacionan, se comunican, sus comstumbres, como lo transportan todo encima de su cabeza, como las gallinas corretean entre mis piernas. Estan todos meio revulucionados. Hoy termina el mes de Ramadam en el que no han comido entre las 5 de la mañana hasta las 6,30 de la tarde. Hoy estan medio ajetreados organizando la fiesta de cierre. Mientras, ellos se mueven de un lado para el otro, cocinando, arreglándose, los surfistas que estamos aquí alojados entramos y salimos con las motos. Por cierto unos vehículos que estan medio tarados. Los racks que llevan la mayoría están flojos y si tienes suerte no los pierdes en el primer bache que te encuentras en los tortuosos caminos, los pinchazos de rueda son de lo más común, y  la suspensión se te clava en la primera curva, así que si tienes suerte, la moto te puede agunatar en pié la mitad de los días que la alquilaste!

        

Al menos aquí no hay policia, así que no hace falta ni que tengas los papeles en regla, ni que lleves uno de esos gigantescos cascos que te dan con la moto, ni que lleves otros 3 pasajeros si así lo deseas! Es un caos! pero tiene mucho encanto! 

Hoy es el primer dia que no hago nada de nada, sólo dormir, comerme esa sopina exquisita de pollo, ideal para el catarro, y aunque he echado de menos surfear, me está sentando de maravilla tener un día de descanso total. Podría pasarme horas observando la gente cocinando aquí en casa, habando con los otros huéspedes sobre la fiesta de esta noche sobre el Ramadam que va a haber hoy en Lombok para celebrar el final.

       

Esta mañana, después de sentirme un poco mejor con el gripazo, decidimos ir a rutear por la isla para explorar sus rincones. La decisión fué ideal. Andubimos entre los pueblines que hay al sur este de la isla. Hoy celerababan el fin del Ramadan con la família y la procesión de gente arriba y abajo ya empezó en el hostel en el que estamos. Kenty recibía a su família mientras se felicitaban por la limpieza de los sufrimientos de todo el año. Se daban la mano mientras si la llevaban a la cara. Un ritual que ha ido dandose entre toda la gente que se cruzaba. 


                

Una vez en los pueblos, conduciendo en la moto, era increíble observar cómo iban todo super arreglados con cestas en la cabeza con comida, con sus mejores vestimentas coloridas, con esos gorros que llevan los hombres y esos pañuelos tan elegantes, las mujeres. Todos, mientras pasábamos, nos saludaban. La verdad es que no había ningun otro turista que nosotras en las motos. 


                


Pudimos observar las casas y sus poblados, los animales y sus humildes cocinas en el exterior, los niños correteando y saludándonos... un día festivo super local y básicamente musulman. Con la cantidad de musulmanes que hay en mi tierra y nunca había tenido la oportunidad de contemplar tal celebración. Y recibir tanta alegría y arrope al pasar enmedio de sus casas.


                


Un día más sin surfing, pero al menos, un poco de cultura que siempre va bien y enriquece mucho. Después la comida en mi ya warung favorito "Marios" con su encantadora madre, que ayer me cocinó una sopa exquisita de pollo que me ha hecho revivir por completo, y que hoy he vuelto a repetir junto a un zumo de frutas naturales que Mario me preparó con mucho cariño y que me dijo me iría genial por su composición de vitamina C. Papaya y lima, con un toque de miel. Enakscalí! (delicioso).

         

Lombok está resultando ser una parte del trip donde disfrutar del surf, la naturaleza, comer bien y descansar como nunca. Una estancia reparadora . Y a una semana vista, para mi último vuelo, hoy toca volver a la parte de las decisiones. Hacer el volcano? Gili o Nusa? La verdad es que aún no lo tengo claro. Mel quiere volver a Bali porque necesita encontrar un veulo de vuelta a Alemania. Clara empieza a tener ya ganas de volver a una estabilidad, encontrar un trabajo por un tiempo y sentirse, como dice ella, útil de nuevo. Es curioso cómo cada persona que te vas encontrando, cada viajero/a, tiene unas inquietudes, unos objetivos y al fín y al cabo, todos tenemos nuestras decisiones que ir tomando, nuestras incertidumbres que ir resolviendo y, en el fondo, somos todos muy parecidos. Nuestra sociedad nos acaba atrapando y nos limita, nos vuelve a meter en ese círculo en el que parece que necesitamos volver después de un tiempo fuera de él para luego igual, volver a salir a explorar de nuevo.


                

Tanto las cartas de los templos Budistas, como las hinduístas, como otras lecturas, me han acabado llevando al mismo punto: Seguir explorando y ampliando mis capacidades humanas, de observación, de ayuda, de explorar y soltarme, de confiar en mí y abrirme a lo que venga porque el karma de tranquilidad que parece que me acompaña cada día lo tengo más cerca de mí. Y que claro, no soy una persona "sencilla" así que tendré que tener la mismca paciencia que tengo con los demás conmigo misma, pero que todo llega. Y éste, es un momento dulce para mí. Grácias a todos/as los que cada día lo hacéis posible. Os quiero un montón!

       










sábado, 26 de julio de 2014

Santa Anna, best surf session, the last month left. My last part of the trip.

        

Justo hoy, Santa Anna y día 26, un mes justo para mi vuelta, para finalizar el viaje. Un trip que he estado preparando, decidiendo y dándole color meses antes y durante. Un journey que hasta ahora está siendo todo un aprendizaje y un regalo para mis sentidos. Una oportunidad para conocer a los demás y a mí  misma. Valorando lo que tengo, lo que quiero y lo que no deseo. Lo que me merezco, lo que puedo mejorar y lo que puedo ofrecer. Una aventura que me está permitiendo conocerme mucho más a mi misma, ayudándome a aceptarme y mimarme, a decidir por mi misma, a permitirme equivocarme y darme la oportunidad de dejarme ser, permitirmelo todo, sentir y conocer, explorar y descubrir sin prejuicios, sin críticas destructivas...  aprendiendo a adaptarme a todo lo que viene y tomarlo como un aprendizaje. Me he dado cuenta que desde que salí de Barcelona (e igual ya antes) sonrío mucho, y en Asia es fácil , pues si te dejas, sus gentes de contagian esas impresionantes sonrisas blancas, puras que enriquecen el alma y el karma, al que ellos tanta importancia dan, y yo cada vez más, también.

       
               

Llevo unos días con muchas dudas. Sobre la siguiente y final parte de mi viaje: Australia. Un país, que desde los 20 quería visitar. Que siempre lo he tenido como un destino deseado, puesto en un pedestal y ahora que tengo el billete y la oportunidad, estoy empezando a dudar. No se si es porque representará una vuelta a la sociedad occidental, al trabajo, a la rutina y a la realidad. Mi realidad. Que no es mala, ni mucho menos, pero sí muy diferente a lo estimulante que abarca el viaje.

        

Está claro que soy una afortunada (aunque también me considero una persona muy luchadora ( eso lo llevo de mi madre) y responsable (eso de mi padre) y tan reflexiva como mi hermana Laura) por tener esta oportunidad, de poder pedir un permiso del trabajo (una escuela de lo más creativa) , alquilar mi piso (a unos inquilinos que son ya casi família), tener amigos tan increibles que me apoyan y me animan, incluso estando lejos, y poder estar disfrutando de todo lo que estoy viviendo. Conocer gente nueva y muy interesante cada día y compartir con ellos/as pequeños pedacitos de mi trip. Otros que me hacen de guía en los momentos duros y lo mejor, siempre encontrar gente que te ayuda y que te aporta, sin pedir nada a cambio.

         

Tres meses en ruta. Cambiando de hostels, siempre con esa mochila que es mi casa, mi armario, mi único equipaje (bueno ahora también mi tabla). Cambiando de transportes: motos, bicis, furgonetas, buses, trenes, aviones , tuk tuk, y otros más de tipo público según el país. Esas presentaciones con la gente nueva que ya es como una costumbre, que sale de manera natural y automática, donde en dos días la confianza que creas con esas personas es super intensa. Tres meses, cambiando de moneda, anotando en mi "mobil diccioinario" el vocabulario para comunicarme en la lengua de cada lugar (y que los locales agradecen y se abren mucho más a tí). Conociendo las maneras de hacer, de comer, de levantarse por la mañana, de jugar, de comunicarse, de mirarte, de mover la cabeza mientras te hablan, de vestirse, de... vivir, de todos estos pueblos por los que he pasado, ciudades caóticas llenas de movimiento y ruido, sin leyes en el asfalto, sin aceras, sin edad para conducir moto, sin límite de capacidad en la misma, su manera de construir las casas o cabañas, sus templos y rituales que hacen tres veces al día, su costumbre de quemarlo todo en las laderas de las calles... miles de curiosidades más que se me pasan por alto... 90 días ya con mis ojos como platos, con cara de sorpresa por todo lo que voy descubriendo, con una expresión de calma y felicidad por descubrir y descubrirme y sobretodo, dejarme llevar, porque es la única manera de mantener esa paz y disfrutar de todo lo que me está rodeando. Me siento como una niña que admira su alrededor como si lo estubiera descubriendo por primera vez y esa sensación, es pura vida. Espero no perderla nunca. Espero tener 70 años y seguir saboreando la vida como lo he hecho hasta ahora, con pasión, sentimiento, comprometiéndome en lo que hago y sobretodo, seguir apostando y luchando por lo que deseo.


                  

                                                         

Lombok, desde esta isla rural, natural, musulmana,llena de colores, de un turquesa marino espectacular, de un verde fucsia que ilumina los montes, de esas casitas de bambú y paja, las gallinas, los búfalos, las vacas y perros que se cruzan en los caminos, sus gentes siempre sonrientes y esos niños juguetones. Lombok, isla de olas enmedio del océano, olas perfectas encima de un reef suave, de un fondo marino lleno de peces de colores y tamaños. No esperaba que Indonesia me llegara a atrapar pero, conducir alrededor de estos lugares, coger una barca para surfear a las 6 de la mañana mientras contemplas la salida del sol desde el agua, eso me ha atrapado. 

Un mes solamente para regresar. Sé que para muchos es un lujo, un mes ni lo teneis pero, después de viajar tres, para mí esto va a ser un abrir y cerrar de ojos y estaré de vuelta a mi tierra, a mi rutina, y a mi (ya no tan deseado) centro de confort. SIgo viviendo el presente y mi día a día pero inevitablemente me paro a pensar más a menudo en la vuelta y no me apetece. Parece mentira lo que cuesta salir de nuestro confort zone y los miedos que ello conlleva , pero, una vez lo haces y coges el ritmo de viajar, de sentirte nómada, acabas desapegándote de todo y te sientes completamente libre. Es una sensación que engancha y entonces viene cuando no quieres que eso finalice.

En contré esta frase en internet que no puede describir mejor lo que para mi está representado este viaje y lo que busco en ellos: "Viajar es la única cosa que compras y que te hace más rico".



             


Lombok, isla volcánica y brisa árabe


        

          

                                                                 

Ayer, después de decidir, junto con Clara i Melanie, coger un vuelo hacia esta nueva isla, esperar casi una hora extra en el aeropuerto, y negociar el llevar las tablas y el equipaje gratis, nos subimos en el vuelo (relámpago) hacia Lombok, isla paradisíaca, aún práctimanete virgen, donde la naturaleza lo domina todo y donde no hay luces en las calles ni asfalto en elos caminos (sólo en la calle princicpal pero en muy mal estado), donde las vacas y los búfalos cruzan tu camino de repente y en la que los niños juegan en la parte delantera de sus cabañas.  El agua tiene un color turquesa que contrasta con el color marrón y verde de las montañas. En el mar, de mañana, coges la barquita de pesca , tan característica, con esas "patas flotantes" de bambú y ese motorcito de "quita y pon" que te lleva al pico perfecto en el que las olas rompen enmedio del océano y donde la vista es tan bella, en plena naturaleza que te deja sin aliento. Al igual que la fuerza de las olas, que en marea alta, abren perfectamente, tienen carácter y cuando te pillan por sorpresa...más vale hacer un buen pato. Hoy he tenido un baño espectacular, aunque no me puse en el medio del pico, disfruté un montón. La tabla es genial y aunque no la estoy utilizando con las 5 quillas, se agarra y me permite girar con fluidez, hacer patos con gran facilidad y, aunque tuve un percance con la punta, después de la reparación sigue funcionando bien. Las olas aquí, en marea alta son fuertes pero mucho más "melo" para mí nivel. Ayer, antes de coger el vuelo, surfeamos con Jose (mi compi asturianín y super buena gente) en Imposible. Ahora entiendo perfectamente el significado del nombre. La mera estaba bajando y los tubos, a parte de ser perfectos se enrolaban encima del coral a una velocidad espeduznante. Tuve el valor de coger una de las olas, en el codo y casi me da un soplo! Pero la experiencia de estar ahí, con esos miles de peces, ese agua turquesa y ese paisaje salvaje no tiene precio, ni nombre. Y hasta que no estás ahí, sentada en la tabla, en el océano, con las piernas colgando dentro del agua, mirando hacia el horizonte, esperando la ola o simplemente remando a mar abierto para salvar la serie, ese momento en el que se acerca de cara esa pared azul y justo en el momento perfecto hundes tu tabla y sientes como el rizo de la ola te acaricia la espalda... (eso si lo haces en el momento exacto puesto que otras veces te rompe en la espalda y la sensación deja de ser excitante). Bufff, impresionante!

               



Lombok, menos crazy, menos busy y mucho más auténtico aunque no voy a desmerecer la esencia de Bali y de sus gentes que me han aportado mucho y me han recibido como una más, aunque Bulé, me he sentido casi una indo más en sus casa, en el agua y compartiendo miles de sensaciones hinudistas. Terima kasih!

      

                

No llevo ni 24h aquí y siento que quiero pasar más tiempo... igual se me está pasando por la cabeza dejar Australia y quedarme lo que me queda de mes en Indo, igual Sumbawa... no lo se, es una idea en alto pero... esto me está gustando mucho. Me gusta la gente y su manera de vivir sin prisas, el clima, las olas, la comida... y el no consumismo, y todo es mucho más barato! Y no necesitas tanto para vivir y ser feliz. No lo se pero, igual es porque me queda poco ya para la vuelta y estoy muy reflexiva y valorando cómo me gustaría vivir mi vida.  Igual mañana lo veo diferente... no lo sé pero, cuántas emociones en sólo 120 días! depende de cómo lo mires son pocos, o pueden ser muchos. Al menos una cosa puedo asegurar, cada día son miles las sensaciones y las cosas nuevas que aprendo y vivo y me siento super afortunada por ello. Hasta el día de hoy, TODO ha ido fluido y a parte de algunos momentos bajos (muy pocos) en general me he sentido super viva y me siento en paz y feliz. Espero que está buena onda siga conmigo una vez de vuelta. Es curioso, que estubiera tan "cagada" por marchar y estar sola viajando, y ahora, sólo estoy pensando en mirar otro vuelo para el siguiente destino. Incluso los días en los que no viajo acompañada me siento tranquila. No necesito nada más que a mí misma y ahora puedo decir que me he convertido en mi mejor aliada. Uno de los objetivos principales del trip.


               

Asia! no se cómo lo escogí pero ahora sé que fué mi instinto y cuando lo escuchas, no hay error alguno. Todo va como tiene que ir: podría decir que es mi "lema" del viaje y me está llevando el viento a favor.
    
        


              

Tres días ya en este pedacito de mundo, de tierra verde mezclada con montañas de piedra, búfalos cruzando el camino junto con gallinas y gallos que conviven con nostras en la mini aldea que hemos encontrado  a 1km del centro de kuta. Entre las cabañas de esta família y los hospedados mochileros somos una mini familia ya! Con las chicas todo fluye y hoy después de nuestra ruta hacia el otro puerto y bahía donde negociamos un barco, nos adentramos hacia otro pico en medio del océano. Impresionantes olas pero más melosas que nos permitieron disfrutar. Afortunadamente conocimos a una pareja en el puerto, encantadores chicos de brasil y compartimos el precio del barco hasta el pico.


 Ahora ya somos un grupo y mañana volveremos a surfear juntos. Esto es super rural, super auténtico y sigo pasando tiempo con la gente local y eso me enriquece. La naturaleza aquí es muy virgen y con la moto me siento libre! Es curioso como te transforma el estar lejos del asfalto! Me siento super viva y llena de energía positiva. Sonreir dicen que alarga la vida pero además está claro que deja entrar una energía buenísima que me transmite cada día la gente con la que me voy cruzando por las mañanas en el camino hacia el barco. Los niños, las mujeres, las ancianas, los hombres y los adolescentes, saludan con alegría y te llaman para que pares y saber un poco de tí y de tu vida.


 Me encanta! y es algo que normalmente, no me pasa cuando estoy en casa. Es algo que voy a echar mucho de menos! Igual que esta sensación de aprendizaje y de sorpresa contínua. De descubrir sitios nuevos y gente con interesantes conversaciones, de diferentes culturas y lenguas... Ahora mismo, en este momento del viaje, siento que deseo alargarlo dos o tres meses más. Es curioso ver como aprendes a despagerte de casi todo. Este era otro objetivo inconsciente del trip. Esta rueda de necesidades autocreadas e inecesarias, esta rueda de velocidad de vértigo en la que todo debería haberse realizado para ayer, en la que nunca te sientes satisfecho y nunca eres suficiente, en la que todos nos comparamos con todos y en la que nos importa más lo que dirán que lo que realmente sentimos, en la que cuesta poder ser sincero sin recibir una crítica no constructiva y en la que al final, algunos escapamos para poder hacer un balance y observar nuestras vidas desde fuera... esta rueda que nos atrapa, cuesta de salir de ella y sólo algunos valientes lo consiguen,... no quiero volver a estar en ella al cabo de unos días de mi vuelta y espero que estas experiéncias no sean en vano. Este regreso que ahora mismo no deseo, que me gustaría retrasar y del que tengo pánico a que no me deje sentir la paz que siento ahora mismo. Aunque dicen, que la paz te la das tu mismo y si es sincera, la llevas vayas donde vayas. Confío en que así sea. Y siento que últimamente, mi estado interior es muy tranquilo. Al final, depende de tí mismo.

               


            

    

Si alguien me pidiera ahora mismo un "consejo" respecto a viajar, les recomendaría que quien tenga la oportunidad lo haga, aunque sólo sea por un mes. Viajar ( y si es sólo mucho mejor) te abre la mente, los sentidos, y te permite conocer y entender mucho más a los demás y sobretodo a tí mismo. Te convierte en observador de tu propia experiencia y te enseña a escuchar a los demás, a tí mismo, lo que necesitas y a pedirlo. Te espavila y te despierta y te enseña a relativizar las cosas y a tomar decisiones sin hacer un drama. A coger y a soltar y sobretodo, a dejarte llevar por las situaciones acogiéndolas como parte del trip y del aprendizaje. Todo lo que te pasa es para aprender de manera constructiva y para sacar algo muy positivo de ello. Incluso los momentos en los que crees que no tiene sentido seguir con ello. Viajar es dejarte ser y dejarte sentir. 


               























sábado, 19 de julio de 2014

En motocicleta hasta Ubud


       

Ubud: "ciudad" interior justo enmedio de Bali. Según dicen las guías, representa el centro cultural y artístico de la isla. Arte digo yo, el que hay que tener para conseguir llegar sano y salvo encima de la moto. Ayer, después de hablar con mi nuevo compi de viaje, un chico asturiano llamado Jose, decidió apuntarse a la nueva aventura. Conducir desde Balangan hasta Ubud en moto. El resto del grupo español abandonaron la misión dado que ellos viven en Bali y han visitado el sitio en varias ocasiones. Cuando les dijimos que pensábamos ir en moto nos dijeron "Buena suerte"! Y ahora, después de haber llegado a nuestro destino entiendo perfectamente el sentido de la frase!


               

El camino desde que salimos fue un contínua ir y venir de coches , motos y camiones adelantando pitando por todos lados. Cómo me decía una vez un local, "aquí tenemos reglas de conducción pero nadie las sigue!". Vaya caos! y lo peor no es lo estresante que resulta conducir con 10 filas de vehículos repartidos en dos carriles, sino el humo denso que vas respirando a cada metro. Es horrible! Te entran hasta arcadas! Ahora entiendo porque van todos con esas máscaras en la boca! Así pues, después de más de dos horas en ruta, cruzando pueblos, niños de la escuela con sus uniformes marrones, sus lazos amarillos en el pelo y ese pedazo de escoba que llevan todos cuando salen para ir practicando sus valores sobre la responsabilidad, y avanzando a una velocidad no superor a los 10km/h, acabando empapados por la lluvia y conduciendo hasta por las aceras en dirección prohibida, llegamos a Ubud. Diós! Ubud, centro de yoguis, de alternativos orgánicos , de danza y artistas! Madre mía! Supogo que la idea que teníamos era la de un pueblín enmedio de la naturaleza y entre montañas... pero para mi decepción me encuentro con un sitio super explotado por le turismo, donde no cabe ningún negocio más por metro cuadrado y donde la naturaleza ha quedado relegada por las construcciones de Starbucks!

Afortunadamente y siguiendo la recomendación de mi compi Miguel, seguimos conduciendo (huyendo del agobio de la civilización, los turistas y las miles y miles de tiendas que me crean una sobreestimulación tan excesiva que me colapsa las neuronas y mis sentidos) hasta llegar a un alojamiento compuesto por unas cabañas que se halla en el bellísimo medio de los arrozales! Diós existe y se llama Kupu Kupu! Así pues, ahora, en medio de estas plantaciones inhundadas por el agua de la lluvia y del cultivo, me encuentro en plena naturaleza verde esmeralda y con una taza de ginger tea, escribiendo estas reflexiones "after trip".


Cuando nos encontramos en medio de esas plantaciones de arroz, con esos mini senderos que separan cada uno de los bancales, y por donde la moto pasaba prácticamente como las piezas del tetris, no dábamos crédito! Cómo había aparecido tal paisaje y sitio idílico enmedio de la locura por la que acabábamos de pasar? Justo entonces, nos cruzamos con una pareja de ancianos que muy amablemente nos indicaron cómo llegar hasta las cabañas. El sitio no puede ser más increíble! Parece mentira que este paisaje esté a sólo 15 minutos del centro del pueblo hiperturístico de Ubud. El sitio es una maravilla y aunque llueve y parece Asturias en invierno, es precioso y el sonido de los pájaros junto al olor de hierba fresca me está compensando el estresante camino entre el humo y el ruido de los vehículos antes de llegar aquí.


               



Despertar entre el sonido de las ranas, de los grillos, del agua que corre por el riachuelo y un abrir de ojos ante un cuadro lleno de colores y olores que entran por la puerta (de la habitación alzada de madera) desde el jardín delimitado por los cuatro templos situados a cada esquina de la finca, y en los que ayer, Cumon dejó sus ofrendas e incienso mientras realizaba sus rezos de la noche, no tiene precio, y sólo se puede entender viviéndolo.


               


 Un buen desayuno, una charla entretenida y un plan, otra vez, improvisado y que acaba resultando la mejor opción y otra nueva experiencia más para deleitarme los sentidos.

      

Después de una ruta de dos horas hacia el norte de Ubud en moto, y grácias a la ayuda del fabuloso google maps y de mi chapurreo indonesio, hemos llegado a un pueblin bien peculiar. Sin darnos cuenta, y encandilada por la gente local, los niños juguetones, los trabajadores de la madera y las mujeres (que sentadas en las calles de arena depositan  los miles de granos de arroz , café o cacahuetes (a los que ellos llaman "cachaf") encima de esas telas para secarlos y después molerlos, o ponerlos en esas diminutas bolsitas de plásticos para luego venderlos en sus pequeños quioscos o warungs familiares) llegamos a lo que sería el principio de una deliciosa aventura!


               

 

                                                                         

Después de preguntar cómo llegar hasta el templo de G. Kawih, Awan , un chico local del pueblo nos preguntó si queríamos ir por el camino de la carretera principal y turístico o si nos queríamos aventurar a a una ruta dentro de la selva con él si un amigo. Vaya pregunta! pensé! pues claro! aventura! después de una pregunta de los más absurda sobre el calzado y darme cuenta que era una locura andar en chanclas por el barro de la selva y de sus precipicios, decidimos hacer como ellos e ir descalzos. Transcurrimos una de las rutas más hermosas y a la vez más resbaladizas entre palmeras, vegetación y fauna diversa y arrozales entre cascadas y con una vista espectacular! Hasta que al final, descubrimos la entrada trasera del templo, entre arrozale y selva. Mis piés ya medio habituados y llenos de barro iban esquivando desde insectos varios, ramas y orugas venenosas. De aquí yo creo que casi me siento medio balinesa! Aunque si sigo con esta trayectoria cuando regrese a casa me confundiran con un travelo! Me siento tan insertada con la cultura y la gente local y la naturaleza que me va a resultar muy dificil volver a llevar zapatos y regresar al asfalto.


                                                                           


              

Ayer, después de una comida junto con los dos chicos locales, de caminar enmedio de las plantaciones de arroz y de las cascadas de agua, visitar el templo y compartir charlas sobre la cultura de ellos y la nuestra, hacer un postre en ese pequeño garito, en el que los locales se reían al ver miintento de "bulé" hablando indonesio con ese acento , que me caracteriza, regresamos a nuestras motos dirección Ubud. Un paseo, un postre exquisito de tarde con un batido, una buena ducha de (por fin) agua caliente en una casa regentada por dos ancianos bien particulares, y una cena (igual la última de bali) junto con Miguel y sus compañeros de viaje.

                


                                                                           

Una visita fugaz por el centro de Bali pero que cada vez me compensa más este tipo de rutas. No turísticas. Igual no veo muchas esculturas, templos, o sitios para la foto, pero me doy cuenta que me presta mucho más la experiencia de compartir un pedacito de la cultura de sus gentes. Experiencias que no necesitan foto, porque las llevo dentro mí. Y que van sumando mi "abrir de mente, de ojos, de tacto, de olfacto y de gusto", y que siento que me van enriqueciendo el alma. La vida, dicen, es lo que sucede mientras pensamos, así que, menos pensar, menos planificar y más sentir el momento presente.


               

Ubud, esta mañana, bien temprano me despido de tí. Desde la azotea de esta casa local. Con el sonido "stéreo y double sorround" de los gallos al amanecer, los perros y el andar por las calles de las primeras personas cargadas con cestas en la cabeza, empujando los carritos de "bakso" y saludándonos con un carismático " Selamat dingí". La vista de los tejados y el sol amaneciendo, no puede ser más peculiar. Ubud, centro cultural de danza, pintura, comida orgánica y yoga, un paseo entre arrozales de lo más interesante. Y desde aquí, de regreso a Balangan para, posiblemente en dos días emprender mi ruta a una nueva isla. Más surf, más local people y más experiencias para seguir almacenando en mi disco duro . No quiero que esta sensación de bienestar, de explorar, de descubrir, de aprender y de sorprenderme se acabe. Esto es vida!