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domingo, 13 de julio de 2014

Entre locales balineses

       

Me encanta que la vida no deje de sorprenderme. Espero que siga haciéndolo siempre porque da sentido a estar en este planeta, cada día un poco más averiado por nuestras malas acciones, pero, aún creo que queda gente que desea salvarlo.

Ayer, sorpresa inesperada, espontaneidad juvenil y aire fresco y pura vida. Después de haber intentado fallidamente enfrentarme a ese océano descomunal, y después de un buen desyuno (pues, olas no estoy cogiendo ninguna pero la comida está increiblemente deliciosa y no es cara. Me chifaln los Baksu y los Mie! y debo confesar que cada día como con más chilli! Ahora entiendo porqué dicen que la comida con un toque de picante mucho mejor! Pues si le das el toque necesario, sin pasarte, el picante aumente los sabores... y me encanta!) y de una llamada con Ketut el chico local que conocimos ayer, nos reuniomos en su casa y junto con su cuñado, novia, mujer y su sobrina de 5 años, nos montamos en las scooter dirección al norte. Creíamos que nos llevaban a dar una vuelta pero, lo que iba a ser una hora en moto resultaron 7! Estubimos recorriendo el nor oeste de la isla desde las 11 de la mañana hasta las 8 de la noche. Eso sí, después de mi momento de gloria intentando circular entre los chalados locales que conducen como si no huberia mañana y esos camiones tronadores que te avisan con un bocinazo de que van a dejarte sin aliento cuando esten a tu lateral derecho o vengan de cara, decicí pasar el timón a Will que parece ser que tiene más experiéncia y, al menos, los frenazos continuados que yo hacía, él los suavizaba con un ligero adelantamiento. Diós! qué manera de sufrir en el asfalto! Pensaba que lo había visto todo en Asia pero, siguen sorprendiéndome!

        


 Katut, una bellisima persona de 20 años, fascinado por conocer más sobre las culturas de fuera, nos deleitó con esta ruta a sitios escondidos y remotos dónde solamente van la gente local. Pasábamos por pueblos preciosos, con esas entradas que son como esculturas y esos templos hindús dentro de los jardines de las casas balinesas. Las carreteritas rodeadas de selva verde, palmeras, cocoteros, bananos y miles y miles de flores de colores inimaginables... y esos aromas de flores, frutos secadoas al sol y ese incienso que parece que nunca se termina, al viento... fué una experiéncia alucinante! No parábamos de decir... what an incredible smell! La verdad es que vi tanto que me cuesta ponerlo sobre papel! Los monos, en los laterales de las calles iban saliendo a cojer plátanos y junto con sus crías, se sentaban a observar a las laderas de las montañas y de los senderos de arena. Mientras íbamos pasando por casitas (con esa exquisita construcción y esos tejados que me tienen robada el alma) los niños nos iban saludando y nos paraban para observarnos y preguntarnos muy curiosos de dónde veníamos! Es increíble ver cómo hay gente que hace las cosas desde dentro, sin buscar nada económico a cambio, y ayer, ese día lo llevo bien a dentro.

         


               

Es alucinante todo lo que visitamos, templos, casas de gente local, sitios de comida perdidos enmedio de la nada pero sobre el océano,lagos eternos y cascadas, en las que sólo la gente local va y aprovecha para ducharse desnuda con sus hijos! Y me dejó sin palabras que un chico de 20 años, que aún estudia y que trabaja en un restaurante para pagarse sus estudios a 3h lejos de sus família, por voluntad propia y sin nada más a cambio que mostrar y compartir, nos permitiera entrar en su vida durante dos días, y en el de su família! Fué muy emocionante y me alegra ver que aún queda gente con un corazón de verdad y que no quiere sacarte el dinero por el hecho de ser blanco y de fuera. Ayer katut me dió más de una lección.


Y lo mejor, acabar parando en un mercado local nocturno, distintas casetas de comida local. Sentarnos en un banco de madera apoyado en uno de los carritos de comida y saborear, entre gente local y música de los más estridente , pero que le daba el color perfecto al  momento, esa comida picantona, pero sabrosísima mezclada con esos "wraps" de arroz envueltos en hoja de banano. Se puede pedir más! Si le añades una buena compañía y una entretenida conversación, y la guindilla final se la pones con un postre tradicional el SUSU, requete lleno de manteca, chocolate y cacahuete....yo creo que no. No se puede pedir más.

       

Se que puede sonar muy cursi o ñoño, y seguramente lo es, pero todo lo que llevo de viaje hasta ahora, prácticamente 2 meses y medio, no he parado de recibir amor y afecto de toda la gente con la que he tenido el placer de curzarme o compartir parte de mi viaje. Es curioso , incluso la gente que viaja, y con la que he terminando compartiendo parte de mi ruta, me han dado sin pedir, mucho más de lo que ellos/as saben. Supongo que también todo depende de la onda que uno mismo desprende. Así que no sé cómo o haré para volver a mi rutina, porque ésta sensación de aventura, de descubrimiento, de emocionarme, de sorprenderme cada minuto, sin saber lo que acontecerá al día siguiente me hace sentir viva.


               


     N.      


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