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martes, 1 de julio de 2014

Aprendizajes en un secret spot

        

Dos días, casi tres, encontrándole el gustillo a esto de estar con una misma, bueno y con la gente local que voy conociendo. Este lugar es paz, naturaleza y contacto con el mar y con la vida de una familia local de budistas.

         

A unos 40 km de la zona turística y cansina reinada por el contínuo regateo "tuk tukero" se halla este lindo y virgen , aún, lugar bañado por el océano índico y rodeado de selva. Dilani, su mardido y sus dos hijos pequeños viven en estas cabanas situadas ,literalmente, en la playa y a 20 minutos de la primera aldea. Las únicas otras "edificaciones" por así llamarlas son otras cabañas que pertenecen a su primo Kanthan. Hoy después de un baño fallido por el fuerte viento que parece está afectando a toda la costa este, he decidido cojer la bici y pedalear hasta la primera aldea. Después de 30  minutos con un calor sofocante entre bananeros y pasto para las cabras y las vacas, he conseguido frenar con los piés la última bajada, dado que el ciclo a parte de mucho óxido encima carece de frenos. Toda una experiéncia entre caminos de arena de playa. Estoy bien , pero casi me estampo contra una vaca que decidió salir enmedio de mi camino cuando yo me encontraba a una animada velocidad. Al llegar por la aldea, y a lo largo de mi camino, los aldeanos me miraban con cara de sorprendidos , puesto que no hay ni un turista por esta zona. Me paraban a preguntar  (bueno eso interpreté yo) de dónde era, a dónde iba y , cómo no! si estaba casada. Pero afortunadamente el truco del anillo... parece que cuela! qué cansinidad! aquí está claro que una mujer en bici sola no es habitual y no puede ser que ande soltera. La pregunta del millón siempre es si estás en pareja. Así que cuando ven el anillo y les digo que claro! my husband is coming next week, dejan de acribillarme a preguntas!


                

Una vez en el pueblo en búsqueda de una Sim para poder escribir algun que otro correo y contactar con el conductor del tuk tuk que tiene que recogerme, en teoría mañana, a unos 40 grados a la sombra y un mareo considerable, paro en una de esas multi tiendas.... que tienen desde pasta de dientes hasta botellas de gasolina... espectacular! Ríete de los chinos en España! Le pido la SIM y ... tatxán! después de casi morir pedaleando bajo el sol ardiente  me dice que, NO SIM. Ahí casi me dá un soplo, pero una vez más, y respirando a fondo (algo que casi puede decirse que es como mi manera natural de respirar ya!) decido sentarme al lado de la tienda a tomarme una cocacola bien fría, mientras voy observando la gente local que se va acercando a la tienda:  un hombre en su saram y en bicicleta ( no se yo como pueden pedalear con ese pareo largo!), unos niños que aprovechan el descanso escolar para comprar un tentempié, y algunas mujeres que vienen cargadas con  (deduzco yo) comida en sacos de la huerta en su cabeza. Y al cabo de un rato recojo mis bártulos y rehago la ruta de vuelta.


               


Es curioso ver como vive la gente aquí, apartada de toda civilización y con este sfocante calor. Llevo ya unos días en esta cabaña de madera y hojas de palmera. Oigo el mar desde la cama que está alzada en unas maderas. No tengo más que una luz de energía solar y mi linterna y después de la experiéncia de anoche con la rata que quería comerse mi comida que traje desde el otro pueblo, hoy decidí pedir una cesta de plástico para meterla dentro, con una tapa y dejarla fuera de la cabaña. No veas lo que aprendes viajando sola! Me encontraba yo ayer ya metida en mi mosquitera a punto de dormir, cuando oigo de repente un ruido de animal. Cojo la linterna, enfoco al techo (donde hay una viga de madera que lo sustenta) y veo a una rata tamaño un zapato del 38 mirándome fíjamente a los ojos! Joder! (perdón por la expresión) veo que va acercándose al otro extremo de la cabaña y de mi cama, hago ruidos fuertes y se va moviendo hasta que parece, que marcha. Lo primero que pienso: como me salte encima me muero del susto! y encima como tenga la rábia yo no estoy vacunada! Diós así no hay quien duerma! Total lo vuelvo a intentar y vuelve a aparecer. No veas como "acojona" en medio de la oscuridad enfocar hacia el techo y ver esa mirada clavada en mi! Total que hago la misma maniobra y el roedor vuelve a desaparcer. Diréis, cierra la puerta y las ventanas! Pues no! porque estas cabañas siempre estan abiertas por arriba así que por mucho que cierre entra lo que quiera! Última opción y la más savia, sin duda, saco la comida fuera y me pongo los tapones para no oir sus ruiditos que son de lo más desagradables.

   

               

Aprendizaje de hoy: nunca metas comida donde duermas (a no ser claro, que estés en un hotel, cosa que en mi caso no va a suceder en este trip) y métela en algo rígido y que tenga tapa porque los roedores lo rompen todo para conseguir comida. La basura también dejarla fuera, así evitas desvelarte por la noche con un ataque al corazón cuando descubres esa mirada fija encima de tu cama. Otra cosa importante, sobretodo cuando el budget es muy ajustado, como mi caso, pues sin quererlo acabas gastando más de lo que tenías previsto, racionar la comida. No veas! los quilos que me había puesto de más en este viaje, creo que los estoy perdiendo en estos días. Las cabañas son muy baratas pero la comida no. Así que después de haber comprado fruta, pan, mermelada, galletas, dátiles y agua antes de salir de Arugam, he decidido pasar más tiempo de hermitaña por aquí y claro, con mi presupuesto y lo que aún me queda de viaje, hago una buena comida en manos de Dilani, excelente cocinera. Cada día me gusta más el rice and curry! Total, que desyuno y como lo que compré y luego a las 7, como si no hubiera mañana, estoy plantada como un reloj en la mesa de madera de delante de la cocina esperando deseosa mi ración de comida caliente! Mamá! no paso hambre! pero hay que racionarse! Igual me pasé comiendo el resto del trip, así que como dicen los budistas, hay que equilibrar y purificarse! jajajajajja. OH MY GOD! Mañana me lo haré para conseguir unos aguacates que aquí son gigantes, estan baratos y tienen un montón de energía. Además como parece que tenemos unos días de viento huracanado, surf más bien poco. O sea que no haré tanto gasto calórico. Cómo me alegro de tener esa navaja que compré con mi hermana en el viaje que hicimos a Formentera! Aunque ya está oxidada me saca de más de un apuro! pues en lugar de comprar la fruta pelada donde los guiris, y a precio de oro, la compro en los sitios locales,piezas enteras y me las apaño yo con mi multiusos, a un precio tirado! ;)

Por otro lado,aquí estamos como en familia. De momento sólo somos RIchard, un hombre muy peculiar inglés (que se pasa el día entero leyendo) y yo. Así que hay una paz inexplicable. Los paseos por la playa son a diario y luego tengo la suerte de conocer un local, Kanthan con el que entramos a surfear y siempre me invita a comer algo en sus cabañas. Eso sí! el anillo bien puesto siempre en la  mano derecha! jajajajja madre mía qué duro es ser mujer y no morir en el intento! jajajaj. Buena gente por aquí también y la familia me cuida como a una hija más, así que no me puedo quejar.

Igual lo que me cuesta es estar quieta, relajándome leyendo, descansando, paseando, pero poco a poco lo estoy disfrutando. Me faltaría poder surfear un poco más y que marchara el viento y no necesitaria mucho más.

Hay una cosa que me encanta hacer, y es leer o escribir o simplemente escuchar música observando la playa y el mar desde la torre de mira que tienen puesta a pie de playa, con un colchoncito que es un regalo para el body. Ahí me tumbo o me siento después de una siestina y es ideal para hacer yoga, leer o simplemente mirar las olas desde lo alto de la torre.

Otra parte más a explorar de mí, y que no sabía que era capaz. Estar sola (bueno a medias) sin nada más que el mar y algún libro y mi diario, y disfrutarlo. Supongo que poder extrapolar esta sensación de calma al día a día es el paso siguiente. Nunca hubiera pensado que yo estaría enmedio de una playa desierta, viviendo unos días en una cabaña, sin internet, sin gente a penas, sin nada más que conmigo misma. Y menos aún , sintiéndome plena. Es curioso lo que llegas a descubrir cuando consigues salir de tu zona de confort y te haces con tus miedos. Dicen que no hay peor enemigo que la mente de uno mismo sin control. Y los miedos son totalmente infundidos por la mente. Y ,aunque tengo muchos momentos de miedo, como cualquier persona, me sonrío porque los voy afrontando, respirando hondo y diciéndome, todo está bien, está como tiene que estar. Esa frase del monje budista , cuando siento inseguridad, se me repite en la cabeza de manera instintiva. Thanks Pinan!

        

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