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jueves, 17 de julio de 2014

Paraíso inesperado


      


                                                           

Ayer, después de la ruta en dos taxis desde Canggu hasta Kuta y luego hasta aquí (un sitio recomendado por mi amigo Lucas), llegando cargada con las dos mochilas y la tabla (ya enfundada), me encuentro en el monte de arriba, entre vacas y con una vista espectacular a la playa. Con todo mi equipo encima, decido descender la cuesta hasta las cabañas que se encuentran a pie de playa. Literalmente en la arena y donde el agua turquesa baña los yacimientos que las sustentan. Justo a la primera bajada me encuentro con una pareja que llevan dos niñas pequeñas preciosas y les pregunto si saben de algun sitio que esté bien de precio para pasar unas noches. Me indican el Jimy's brother place y voy avanzando por la playa hasta que encuentro sus escaleras. La dueña, una chica balinesa me enseña la habitación y desde el momento cero me enamoro del lugar. Así pues, aquí estoy, con estas vistas desde que me levanto por la mañana. 


                

Desayuno , encero la tabla y casi podría decir, que salto desde las ecaleras de la casa al mar. Las olas, afortunadamente de momento son perfectas para disfrutar de ellas. Con fuerza pero pequeñas, que te permiten hacer algun giro ( los locales hacen mil pero yo con un par estoy contenta) y aprendo a seguir la ola y a disfrutar de su entubada forma. Aunque hay gente en el agua, siempre hay olas para todos y la verdad que los locales de aquí son un encanto. La tabla, ahora sí, me está funcionando de maravilla , tanto para maniobrarla como para remar como para los duck dive! Estoy encantada con ella... y aunque mi idea era venderla antes de regresar... me está empezando a picar y estoy pensando en llevármela para Barcelona! No he comprado ni hecho ningún gasto fuera de comida, alojamiento y transporte, así que igual, éste va a ser mi souvenir del trip... lo tendré de ir valorando.


                                       

              


                                                   

Ayer, después de un reencuentro de lo más lindo con mi compi Miguel en Uluwatu, cenar con unos amigos suyos y pasar la noche con ellos en su super hotel, me di cuenta de que hay otra realidad, la de Barcelona. Mi trabajo, mi casa, mi perro, mi gente, mi familia... la rutina, el mismo día a día... y por un momento, me pilló un agobio considerable. Empecé a valorar los pros y los contras y la sensación de libertad y de aventura, y  de exploración de todo lo que me va pasando, y me di cuenta que no me apetece seguir con la rutina que tengo en casa. Sé que es distinto estar viajando que viviendo en un sitio pero, estoy aprendiendo lo que no he aprendido en mi casa en todos estos años, en un viaje de tres meses (por el momento). Descubrir , sentir, compartir, conocer, emocionarme... vivir.


                                            

Para empezar, me doy cuenta, que aunque paso muchos momentos sola, me siento feliz y llena de positividad. He aprendido a dejarme llevar, adaptándome a lo que va viniendo y a ser flexible y siempre a sacar la parte positiva de todo y eso es algo que me resultaba super complicado en casa.

    

Aunque no se si me adaptaría a su manera de hacer y deshacer de aquí, lo cierto es que todo es más barato, no necesito comprar ni gastar ni poseer cosas materiales y cada cambio que realizo no me cuesta más que un día para seguir avanzando. No sé, todo me resulta fluido y natural y esta sensación me dá mucha paz interior y felicidad.

Ayer lo pensaba, relamente no se cómo me voy a sentir cuando vuelva pero, me doy cuenta que la gente que voy conociendo viajando se siente un poco como yo, metida en un círculo consumista capitalista y de estrés sin sentido en su ciudad y aquí disfrutando de la vida con bien poco en el bolsillo. 

Hoy mismo, al regresar desde Uluwatu en moto, y ver cómo mis amigos después de unos tres días ya volvían a cambiar de ruta hacia el interior, pensé, que no me apetecía correr. Pues aquí estoy a gusto, tengo surf, relax y tiempo para mí y para simplemente disfrutar de este presente momento. Observar a los locales como van preparando las ofrendas para el templo, o comidas, o pescan, o simplemente sentados en las mesas de fuera charlan de sus cosas.

     
        

Me alegro estar en esta zona, que aunque un poco más turística, encuentro mi rincón para sentirme yo misma, sin agobios y con olas para surfear y escribir, saboreando las buenas vibraciones de esta isla (que también me ha sorprendido) y de sus gentes, con su buen karma, que acaba contagiando el que yo ya llevaba a cuestas y que cada día me siento más orgullosa de cómo me estoy tratando a mi misma y el karma que siento que también voy desprendiendo.

              


No puedo negar que echo de menos a mi gente y la comida y que me siento muy orgullosa y afortunada de teneros cerca , pero al mismo tiempo me apetece seguir con este momento de autoconocimiento, de descubrimiento y de exploración de los sitios, de sus gentes y de una misma.

         






2 comentarios:

  1. Què xulo nena! Me n'alegro molt de que estiguis tan bé! Tan de bo poguessim estar viatjant sempre! :) Encara que la "rutina" d'aquí també té les seves parts bones... Segueix gaudint a tope!!! Petonàs! (Koa)

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  2. MAtusssssss!!!!! que ja farem el que sigui perquè la teva rutina aquí sigui aventurera!!!! Si vols cada finde ens pillem un tren i ens perdem porahí.....jussss... torna ehhh!
    T'estimuuuuu bonicaaa!!!
    mua :*

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