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intomytrip119.blogspot.com

domingo, 28 de septiembre de 2014

Sociedad occidental



Tres semanas de mi regreso a mi tierra, a mi casa, a mi sociedad. Esa sociedad que no para quieta, que corre siempre, y en la que parece no haber tiempo ni espacio para centrarse en una misma. En desconectar. Cada vez hay más cursos y actividades enfocadas a quemar, a adelgazar, a subir ese nivel de endorfinas que el trabajo sólo consume sin producir de nuevas. Qué le pasa a la sociedad actual? porque hay tanta gente enganchada a los deportes de riesgo? porque hay tanta gente enganchada a las pastillas ? porque hay tanta gente que se siente perdida y sin aliento? porque hay algunas personas que acabamos cogiendo la mochila y un vuelo sin planificar nada? para reencontrarnos? para descubrirnos? para sentir? Para dejarnos llevar sin presiones por lo que dicta nuestro corazón más que por lo que toca segun la presion social? Hay tanta información al alcance con un simple click de pulgar que parece que lo sabemos todo, y que nada está ya por descubrir pero cuando nos preguntan, quien eres? nos quedamos en blanco sin poder construir ni una sola frase de nuestra verdadera persona. Sabemos perfectamente como nos ven, nos etiquetan y nos juzgan o definen los demás pero ....y nosotros mismos? Somos cracks cumpliendo lo que la sociedad espera de nosotros y hacemos las cosas casi por inercia, sin questionarnos el porque, pero nos sentimos perdidos cuando nos preguntan y tu qué sientes? qué necesitas para ser feliz? para sentirte en paz y serenidad interior? Erróneamente, la mayoría dirige su mirada a lo externo más que a lo que necesita su interior, Así que espera encontrar esa calma interna en cosas materiales. Cosas, que caducan y se deterioran y así crean otra necesidad, la de necesitar otra cosa más para hallar esa felicidad, calmar esa pulsión interna, que sólo tiene la respuesta dentro de nosotros mismos. Pero claro, mirar hacia fuera siempre resulta mucho más fácil y así evitamos darnos cuenta que el trabajo sólo está en nuestras manos y dentro de nosotros. Y el esfuerzo, aunque es el doble de laborioso, también tiene una recompensa mucho más intensa y perecedera en el tiempo.

Sociedad, que nos quieres engañar para tenernos controlados, para que no pensemos, para que no sintamos distinto a tu camino marcado, para que vivamos dentro de un miedo continuo y el que opina es castrado para que no anime a las masas, porque así, los pocos que la dirigen, o que creen dirigirla, mantienen a las masas controladas y en silencio.

Pero confío en que cada día haya más gente con esa necesidad o pulsión interior que no le deje quedarse estático y que necesite sacar esa energía en forma de proyecto personal y para los demás, y entonces, poco a poco podremos cambiar algunos de los valores que hoy en día goviernan nuestra sociedad occidental y que cada día chocan con personas como yo que buscamos algo más. Mucho más que valores materiales que empobrecen el espíritu y distraen las mentes de lo importante: amar, sentir, expresar,compartir,escuchar, observar, valorar y agradecer. Porque estamos de paso, en este camino que es la vida y sólo uno mismo es el responsable de hacerse cargo de sí mismo y de cómo desea vivirla. Algo que, después de un viaje como este, y en un momento en el que siento que rechazo lo que tengo delante ahora, me cuesta no olvidarlo. Acceptar que ahora ésta es la realidad pero que sólo yo puedo mirarla desde otro prisma y cambiar lo que desee obtener de ella. Pero para ello, es necesario darse el permiso de sentir rechazo, de sentir el duelo por un proyecto que acabó para poder dar paso a otros nuevos que seguro me van a enriquecer.

Dicen que siempre que puedas te lleves un libro, para hacer de tu tiempo el uso que desees. Aquí, en la consulta del médico donde parece que las horas las regalan o los dias tienen 26 , yo decido llenar mi tiempo, el de espera, escribiendo y escuchando jazz. Así que cada uno escoje con que color pinta su realidad.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Viajar...




 
Dirección Barcelona y contemplando el paisaje de la costa del Maresme en movimiento, me vienen miles de recuerdos a la mente. Imágenes, sensaciones y sobretodo las gentes con las que he vivido y compartido parte de esta alucinante aventura que llevaba tiempo preparando.
"Solo trip", dos palabras cortas pero muy complejas. ¡Dos palabras que describen tanto! Dos palabras que, en sí mismas,  comprenden un conjunto de experiencias que, una vez realizadas, jamás te dejan  indiferente. Y aquí, sentada en uno de estos vagones cómodos, limpios y silenciosos, repletos de caras con expresiones diversas y a la vez, una misma: preocupación. Pienso y escribo, como tantas veces lo he hecho a lo largo del viaje, mientras el medio de transporte avanza hacia mi destino. Un destino que ya no es desconocido, que ya no me hace sentir esas mariposas (del descubrir) en el estómago, ni me deja sin palabras... O igual sí, pero diferente. Ahora pienso en lo rápido que ha pasado todo. En que 5 meses atrás estaba sentada en un tren como éste, hacia el mismo destino, para poder vacunarme de todo aquello que, según los "centros de medicina tropical para el viajero", es necesario antes de partir. Partir ¡Qué palabra! ¡Qué miedo y qué emoción a la vez!  Abandonar el centro de confort (en el que al final todo es previsible y no entraña aventura alguna) para adentrarme en el "no confort zone" donde explorar, descubrir y conocer esos nuevos entornos y a mí misma un poco más. Donde no hay día en el que no ocurra algo que me sorprenda y en el que las horas parecen aumentar para regalar un tiempo "extra" en el que "alabar" a mis sentidos. Es curioso la cantidad de miedos, por lo desconocido, que entraña hacer un viaje sola. Y sobre todo, si es la primera vez. Estoy segura de que el siguiente que haga no será igual ¡De eso no tengo ninguna duda! Esos miedos que, si los dejas, te paralizan. Pero si los afrontas y acoges, te hacen mucho más fuerte y te dotan de herramientas nuevas para superar los siguientes. A menudo, la "excusa" o "motivo" para hacer un viaje largo es el desamor, la necesidad de reencontrarse con una misma o de querer encontrar sentido a esta rueda en la que estamos inmersos que parece que, si no estás atenta, te come casi sin elección. Aunque yo soy de las que opina que siempre puedes escoger. Viajando sola, ésta es, justamente, una de las cosas que aprendes desde el minuto cero. Se trata de un continuo elegir y tomar decisiones, lo cual al principio parece que te ahoga, pero al final, forma parte de los rituales que interiorizas y pasa a ser una de las "rutinas" del viaje. Parece mentira los aprendizajes tan complejos que llegas a adquirir a partir de las cosas más sencillas que ocurren en ruta. Aprendes a observar con los ojos abiertos, a escuchar con los oídos en sintonía y a hablar con sentido. Aprendes a valorar las cosas que en casa te parecen sin importancia, y te das cuenta que ésas, en realidad, acaban dando significado a todo lo demás.
Viajando por países asiáticos y teniendo la suerte de conocer y convivir con lo que yo llamo "grandes sabios", me he dado cuenta de la importancia de estar en el "momento presente". Saborearlo y ser consciente de todo lo que acontece en él, dado que es el único instante en el que realmente estamos. Las "preocupaciones", como bien dice la palabra, son "pre", o sea, tienen lugar antes de que eso por lo que nos preocupamos, llegue incluso a pasar, y es  de lo que no tenemos control alguno, así que, es algo que aprendes viajando: a exprimir el momento presente.
Como viajera primeriza de, "viaje en solitario", debo decir que ha sido una de las experiencias más interesantes y enriquecedoras en mis 36 años de vida. Y si le sumas que los países visitados fueron todos nuevos, es un "emocionarme, sorprenderme y aprender de todo" sin cesar. Hace 5 meses, con la mochila en la espalda, mucha ilusión y miedo a la vez, despegué de Barcelona con dirección a  mi primer destino: Tailandia. ¡Qué mezcla de colores y olores contrapuestos, de humedad y de un calor sofocante que, sumada la polución, ni te deja respirar ni ver con claridad! País de templos budistas en los que las tonalidades rojizas y anaranjadas se entremezclan con el dorado de las estatuas y los recipientes de metal en los que depositan las ofrendas. Sus gentes, llenas de vida, de agitación y calma, viven del turismo en las ciudades, y de sus cosechas, en los pueblos. ¡Me encanta poder sentarme con ellos en esos puestos de comida y saborear esas sopas picantes a primera hora de la mañana! ¡O esas ceremonias budistas al atardecer, sentada en las alfombras rojas, y rodeada de gente recitando al unísono! Sin olvidar ese aroma de incienso que lo perfuma todo y te invita a un estado de relajación y calma indescriptibles. Al salir, el sonido de las campanillas al viento, colgando del extremo de los tejados,  son la guindilla final del cuadro de colores, olores y sonidos que, sin darte cuenta, te inducen a un estado de meditación y paz interior en medio de la caótica ciudad de Bangkok.
Viajar... Cada uno tiene una manera de hacerlo, según lo que le pide su espíritu, sus posibilidades y sobretodo, sus preferencias. Porque al final, en la vida, todo es cuestión de prioridades. Para mí, viajar es mucho más que tumbarse al sol. Es mucho más que entrar en un museo, o sacarle una foto a un monumento. Es mucho...mucho más. Para mí, es no planificar demasiado para dejar paso a la improvisación y a la sorpresa, al fluir de las cosas. Es entrar en contacto directo con las diferentes culturas y sus gentes, en sus casas, en sus puestos de comida, en su día a día y con su lengua. Abandonar mi cúmulo de costumbres y hábitos diarios y empaparme de sus rutinas y rituales, de su comida y, sobretodo, de esas sonrisas eternas que, afortunadamente, te contagian el alma. ¡Es impresionante! Dejo mis reglas cuadriculadas y me olvido del espacio-tiempo y me vuelvo flexible para poder asumir y recibir, la suma de situaciones y acontecimientos espontáneos que son la esencia del viaje. Un viaje que no es sólo observar y escuchar, que ¡Ya es mucho! Sino un autoconocimiento que sólo se consigue al desprenderse de esas "cadenas" que nos atan a la "zona de confort". Dicen que la vida no tiene sentido si no arriesgas. Que no pasa nada distinto si no haces algo diferente. Que la actitud que tienes ante ella es la que te lleva por uno u otro camino y a vivir una misma realidad de manera muy distinta. Pero lo que más me sorprende de viajar sola, es esa capacidad que desconocía de mí misma, de adaptarme  absolutamente a todo lo que va aconteciendo, sin que represente drama alguno. Te vuelves más despierta, más abierta, y aquellas pequeñas cosas que en nuestro día a día parece que son inexistentes, en ruta, recobran vida, de tal manera, que acaban dando sentido a todo. ¡Es maravilloso volver a descubrir el mundo como lo hacen los niños, con zapatos nuevos! Todo te sorprende, todo te hace sonreír por dentro y por fuera y descubres a una persona dentro de ti, que ni sabías que existía. Viajar y sobretodo, viajar siendo mujer, no es fácil y si encima viajas sola, parece que estás haciendo alguna locura. Pero cuando consigues desprenderte de todos los prejuicios de nuestra sociedad y de los de la gente que te quiere y te rodea, y te das un voto de confianza, entonces, algo mágico, ¡Sucede! Te sincronizas con el viaje y aceptas lo que te va llevando y empiezas a entender el sentido de la vida, de las relaciones y no resulta ni la mitad de complicada de lo que la hacemos nosotros mismos. Te das cuenta, que lo material es caduco y que todo es temporal, porque todos estamos de paso, así que, es una pérdida de tiempo malgastarlo con preocupaciones de cosas que ya pasaron o que aún están por suceder. 

Viajando sola aprendes que tú eres tu mejor amiga y que depende sólo de ti que la mantengas, que te cuides y que lo más importante es confiar y creer en ti. Lo demás, llega solo. Viajar, para mí, es un intercambio de sensaciones con la gente con la que tengo el placer de compartir un pedazo de mi camino. Un camino que emprendí sola, pero en el que pronto me han acompañado un montón de viajeros y gente local que ha llenado mi mochila de unos "souvenir" que no tienen precio, ni caducan, ni se estropean, sino que con el tiempo, mejoran: Las experiencias compartidas.
 
Anna Mata.


 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

15 días desde mi regreso

Una palabra lo puede sintetizar todo: Desubicada.
Llevo ya una semana de vuelta al trabajo, con las rutinas y los proyectos por llegar. Con miles de decisiones por tomar y muchas tareas nuevas que aprender a gestionar. Lo peor de todo es el "hacer porque toca". Eso lo llevo fatal, igual que tener que seguir normas y unos horarios dentro de 4 paredes. No es que sea tan dramático pero la verdad es que me siento enjaulada. Sin libertad. Esa total libertad que me permitía escuchar a mis instintos, a mis verdaderas necesidades sin presión alguna y con la que todo fluía con naturalidad. No puedo decir lo mismo del momento presente en el que todo el mundo va corriendo de un lado a otro, y no hay tiempo ni para escucharse por dentro, relajarse y dejarse llevar. A partir de la semana que viene aún será todo más frenético. Pero una vez más me doy cuenta que tengo dos opciones (pues siempre hay elección): o me ahogo con la presión intetando frenar o cambiar la rueda, o me adapto y utilizo lo aprendido para mejorar la situación actual y aprovecho esta oportunidad del momento de ahora para crecer aún más como persona poniendo un práctica las herramientas que llevo en mi mochila de viaje. Este será, sin duda alguna, otro reto más, igual más duro porque cuesta más fluir y porque el estado de paz se ve perturbado por las exigencias y presiones externas de la sociedad y las que yo misma, me pongo casi sin darme cuenta.

Poco a poco, cuando encuentro mis momentos de calma, sola, en los que me siento super bien (pues los he encontrado y saboreado a lo largo de mi viaje), todo vuelve a fluir y entonces, ahora sí, se me aparecen recuerdos, sensaciones y situaciones que he vivido este tiempo en ruta, y parece que les voy encontrando su utilidad y lugar, en la realidad actual, en esta sociedad que cada vez está más averiada pero tambien, de la que cada vez más salen más almas despiertas y con sed de descubrir algo diferente. Diferente  a esta realidad que parece que nos vendieron muy bien envuelta y que compramos a toca teja sin pensarlo dos veces.

     


Es curioso, tengo ganas de hacer cosas pero a la vez estoy tan tranquila conmigo en casa, aprovechando para reubicar las salas, las zonas y mis cosas, que cada día me desprendo de más y me quedo con lo "necesario", que el cuerpo me pide calma y bajar a esta tierra. Desempaquetar cosas que tenía guardadas para alquilar el piso, deshacer las mochilas, limpiar un poco el piso y , sobretodo, permitirme el aterrizar de nuevo a casa. Y encontrar en que sitio me ubico yo después de 4 meses sin parar de descubrir y descubrirme, de experimentar cosas nuevas y , lo mas importante, sentir con los sentidos abiertos. Sé que será una lucha el evitar cerrarlos y mantenerlos tan motivados como hasta ahora. El otro día le comentaba a una amiga que hasta ahora no me había dado cuenta de la cantidad de aves que hay en mi vecindad! Y los sonidos que hacen, son increibles. A parte de coches y ruidos hay pájaros en todos sitios. Es curioso puesto que antes no me había dado cuenta, o no era consciente porque no estaba presente, sino más bién, inmersa en mis pensamientos. Os habeís fijoado si cuando andáis por la calle o os paráis mirais a vuestro alrededor? a los tejados o balcones de las casa, en las copas de los árboles, el cielo...? Porque la mayoría andamos mirando el suelo y peridos en nuestros pensamientos o en contestar los contínuos imputs del celular. Así el momento presente, desaparece sin apreciarlo. Éste será otro de mis retos. 

Justo hoy, en casa, escuchando un poco de bossanova, con el incienso encendido y mis velas, y esa brisa nocturna entrando por el balcón, me puse a mirar algunas de las fotos del viaje. Me embarqué de nuevo en los diferentes destinos y sentí, por primera vez después de mi regreso, sensaciones impresionantes que me dibujaron una inmensa y gratificante sonrisa en los labios. QUé afortunada pensé! Desde que llegué había medio bloqueado lo vivido , para adaptarme a la nueva realidad. Supongo que como mecanismo de defensa. Hoy sentada en el sofá, me quedaba maravillada. Las fotos son espectaculares, no sólo por los colores o las expresiones de las gentes, sinó porque cuando las amplio las escenas de una misma foto parece que tomen vida propia. Es impresionante, enfoque donde enfoque hay una hustoria detrás de cada una de las acciones o caras de esas gentes. En una misma foto pasan muchas cosas al mismo tiempo, y ese detalle lo acabo de ver ahora mismo.

       


Poco a poco, y aunque debo reconocer que llevo unos días muy negativa porque no quiero aceptar ni la realidad actual, ni  que esta experiencia se haya acabado, parece ser que voy encontrando mi "zona de confort" (esa de la que tanto miedo tenia de salir y ahora de volver a entrar) y espero que con os días encuentre un poco más de sentido a todo esto, a la vida aquí, mi trabajo y a nuevos proyectos que poco a poco se me van cruzando por la mente.

        

jueves, 28 de agosto de 2014

Back home


       

Llevo dos días en Barcelona. En mi tierra. En un estado de desubicación total. Entre las imágenes que se aparecen de estos 4 meses pasados y un jetlag considerable, intento no pensar en nada y dejar que mi cuerpo y mi mente se adapten progesivamente a la nueva realidad. Una realidad muy distinta a la que llevaba viviendo. Un paisaje conocido, gente conocida y en la que el día a día, no tiene nada de novedad. En la que mis sentidos estan como dormidos, en estado de "stand by". Es una sensación super rara, me siento  extraña en mi propia tierra. Me siento la misma pero diferente a la vez. En parte, debo decir , que me hacía ilusión volver a ver esas casitas de pueblo situadas delante del mar. Ese mar mediterraneo tan tranquilo y azul turquesa. Esas barquitas blancas de vela. Y ese paseo de la playa que conecta de una punta a otra de la costa del Maresme y sobretodo, a mi gente. 

Ayer , en bici, me gustó volver a pasear por mi zona. Ese sol tan cálido y ese cielo extremadamente azul sobre la arena clara. Pero a la vez, me siento como una extraña observándolo todo desde fuera. Como si yo no estubiera formando parte de esa realidad. Es curioso y raro a la vez. Siento que observo más todo y que hablo menos. Igual, en parte, es lo que he estado haciendo durante todo el viaje.

Me preguntan qué planes tengo, qué quiero hacer estos días... y la verdad, es que no lo se. Siento que algo de mí ha cambiado y aún no se muy bien que es, pero me alegro, que aunque super desorientada, siento paz y mucha calma.

Volver al trabajo. Cómo será? Volver a tener una rutina, unos horarios y un montón de responsabilidades que había olvidado y que sinceramente, no se ya si deseo. Me decían ayer mis amigos, que claro , si vivo en esta sociedad, al final es inevitable volver a la rueda, por supervivencia. Y yo no se si eso me apetece. Se que estoy muy perdida, no porque no sepa lo que quiero sino más bien porque cada vez tengo más claro lo que realmente no quiero y lo que me hace sentir bien, en paz y feliz y que con el ritmo de aquí, no se si encontraré. No se cómo lo voy a gestionar. Miguel me decía que nunca volvería a ser la misma. Pues sabes? ahora, aunque quiero relativizarlo todo y no forzar nada, me doy cuenta que igual tienes razón. Hay cosas que siento que han cambiado dentro de mí y no sé si podré seguir como antes. Ahora entiendo lo que me decías, en la Bombona, sobre viajar y las experiencias, y dejar fluir. 

Viajar te abre a nuevas prespectivas, te conecta con partes tuyas que en la zona de confort estan inactivas y te permite ver tu vida desde fuera y con mayora claridad y relativizando cosas, que en nuestro día a día suelen convertirse en dramas y preocupaciones inecesarias. Pero a la vez, este nuevo y mayor conocimiento pude resultar ser una arma de doble filo... no lo se.

En este viaje, una de las cosas que he tenido el placer de conocer es una idea sobre el Budismo, y cada vez más, me doy cuenta que sus fundamentos o ideas principales son las que mejor responden a mi filosofia y estilo de vida. No soy ninguna experta ni he leido muchos libros pero la experiencia directa con la gente y monjes budistas siento que han encajado perfectamente a mi manera de pensar y sentir, dando respuesta a muchos de mis interrogantes vitales y proporcionándome calma y paz interior.

         


Voy a seguir poniendo en práctica lo aprendido y dejarme fluir por todo lo que me vaya aconteciendo en esta nueva realidad y nueva etapa, pero en parte, me da respeto que esta rueda loca en la que vivimos me arrestre de nuevo y me vuelva a meter dentro el sistema de estrés, de prisas, de preocupaciones y de consumismo material en el que vivimos y que ya no va conmigo.

       


miércoles, 27 de agosto de 2014

Entre nubes...


        

Otro vuelo más. Éste dirección a Bangkok. Llevo despierta desde las 6 de la mañana y aún no he parado. No se ni que hora es porque según Australia son las 9pm según KL son las 6,30pm y segun BKK no tengo ni la menor idea. He pagado con los 10 ringgits que me quedaban en el aeropuerto y ahora con 50 dólares australianos, seran mi moneda a cambiar en el aeropuerto de BKK para tomar un taxi hasta el hotel. Hotel? diós! no recuerdo la última vez que dormí en un hotel! Mi alojamiento durante todo el trip ha sido a base de cabanas, de casas particulares o de colchones bajo tejado... y hoy dormiré en una habitación de hotel? Se me va a hacer hasta raro. Sin compartir, sin utilizar mi saco ni tener que utilizar mi toalla del decathlon que dobalda queda diminuta pero lo que se dice secar, seca más bien poco. Se me hace raro pero a la vez, después de estos 4m de trote, de no parar ,me apetce pasar las dos últimas noches en una buena cama, con agua caliente y poder descansar  y preparame para la vuelta. Volver a la "rutina", a reencontrarme con mi família y mi gente, y darle un achuchón a mi perro que, igual ya ni se acuerda de mí.

Incluso, me apetece hasta estar estos dos días yo sola por la city, la crazy city de BKK. Pasear, entrar a algun templo, saborear la comida tailandesa y descansar sin pensar en visitar nada. Sin tener que pensar ni siquiera en tener que hablar con nadie si no me apetece.

       

Mis amigas me dicen que pare, pero en el fondo, mi cabeza ya está pensando en una escapada de surf antes de volver al trabajo. No lo se pero sólo pensar en volver a un horario, a unas normas y a una rutina sin tiempo libre, como desearía... me asfixia. Paciencia supongo, y saborear lo que me ofrece mi tierra, que en parte, también la echo de menos. Sobretodo a mi gente i el "caliu" que hay en Catalunya.

Catalunya? madre cada vez más cerca de mi regreso, a unas cuantas horas y sentada en mi "last plane" dirección Barcelona con escala en Istambul donde me encontraré com Miguel, mi compi del cole y que regresa desde Japón. Esta mañana y con tanto lío de horas y de paises (pasando de Australia a Kuala y luego Bangkok, para terminar en el horario de casa, que ya no se ni cual es) no dormí casi nada. Lo intenté pero a eso de las 6 estaba ya sentada en el extremo de la cama con los ojos como dos platos! Después de un café instantáneo y una ducha rápida cogí el taxi que me llevaría hasta el aeropuerto de Bangkok. Ahora aquí sentada en el avión, una vez más, pienso en que han pasado 4 meses. Hace exactamente 119 días que estaba sentada en mi primer avión del trip que me dejaría en medio de la primera ciudad asiática. Recuerdo perfectamente, como si fuera ahora, la sensación que tuve, entre perdida y preguntándome, qué hacía yo allí sola con 4m por delante. 

Curioso cómo te cambia la percepción de las situaciones cuando te dejas llevar y te insertas en las culturas y en el fluir del viaje! Ayer mismo, moviéndome por la ciudad, la sensación era totalmente distinta! Es más, echaba de menos esos olores, la sonrisa de las gentes, esos "bargaining" por cualquier cosa y por céntimos de euro! Esos colores vivos y variados por todos lados, esas calles desorganizadas y sin sentido aparente alguno, y ese caos entre personas, animales, tráfico...me encanta! Me hace sentir viva! Aunque Australia me encantó y me gustaría regresar para hacer otro trip o incluso algun proyecto, Ásia tiene un color y una vida que no está en occidente!


 
 
                                                                  

Ésta vez estuve sola los dos días y me encantó! Tener tiempo para escuharme sólo a mí, hacer lo que deseo en todo momento, sin tener que depender de nadie, sin tener que dar explicaciones de ningún tipo, comiendo sin esperas, parándome para tirar fotos sin hacer esperar, sin tener que estar pendiente nada más que de mí misma. Una gozada! Y lo mejor, tener tiempo para observar sin necesidad de hablar! Volver a relacionarme con la gente local que siguen aportándome tanto! Ayer mismo, antes de regresar al hotel para darme un chapuzón nocturno en la piscina, me regalé uno de esos masajes tailandeses que al momento te dejan cao pero al día siguiente te aligeran. Y la misma masajista se ofreció a llevarme a una tienda local para encontrar el aceite de coco que tanto quería conseguir a un precio, más que aceptable! Andamos por las calles, me explicó cosas de su negocio y de los beneficios del coco y al llegar a la tienda compramos cuatro cosas antes de volver paseando. Qué sonrisa y qué hospitalidad que tiene esta gente! Había olvidado ese saludo budista que todos acompañan de una reverencia cuando dan las grácias! 


              

 

Tengo una mezcla considerable de sensaciones y emociones, muy distintas a las que sentía cuando iniciaba el viaje. Es curioso , cómo con el tiempo te acabas adaptando a todo lo que en un principio te resulta complejo y un mega esfuerzo! Ahora en parte, me da pena volver, no porque no tenga ganas de ver a mi gente, sino porque ahora estaba en ese punto en el que los cambios y las decisiones y el explorar no me suponen nada extra, sino al totalmente natural y un enriquecimiento diario. Encuentro normal dormir en una casa y luego al cabo de dos días en otra, en un sofá o en una cama compartida, a 40 grados y con ventilador o a 15 sin calefacción. Al final, acabas utilizando todos los recursos (que a veces no crees ni que tienes) para buscar soluciones a cualquier imprevisto (que son muchos). Estar receptiva y abierta a todos los acontecimientos acogiéndolos con el mayor positivismo. Una de las cosas que aprendes en este tipo de viajes en solitario, es a confiar y creer en tí misma. Esos miedos e inseguridades que tenemos, en los momentos límites acaban desapareciendo por supervivencia y entonces, te das cuenta de lo que eres capaz. Hecho, que dentro del centro de confort nunca pasa, a no ser que te pongas a prueba!


                


Diez horas por delante, sólo en el primer vuelo! Perfecto para poder hacer un "review" de las culturas por las que he pasado y de los aprendizajes y sensaciones con las que me quedo. Todas ellas, muy positivas y enriquecedoras. Espero poder afrontar con la misma actitud la vida en Barcelona y modelarla a mi nueva situación. El otro día Marta me decía que con el tiempo , todo lo vivido se realza y el efecto es realmente constructivo. He vivido en estos meses lo que no he vivido en casa en los últimos años! Y aunque debo decir que no es nada fácil  viajar sola, de un lado a otro , sin parar,  cambiando tanto de culturas, horarios, tomando decisiones, conociendo y despidiéndote de la gente y de los sitios... ojalá, todo el mundo pudiera elegir o cruzara sus miedos para poder tener esta oportunidad. Dicen que la vida es todo lo que ocurre mientras pensamos... podemos elegir vivirla o seguir pensando. 

Y cómo dice Robin Sharma: " The real secret of a life of abundance is to stop spending your days searching for security and to start spending your time pursuing opportunity ", porque "fracasar" no es más que aprender a ganar. Por eso, en lugar de quedarnos en lo conocido y seguro, salir fuera de la zona de control nos abre a nuevas oportunidades. Y como diríamos en Catalunya: " qui no arrisca, no pisca"!

        


                                               












domingo, 24 de agosto de 2014

Curiosidades curiosas


                           

Parece mentira que hayan pasado ya 4 meses. Una vez más y sentada en otro nuevo avión, dirección KL se me aparecen miles de pensamientos, recuerdos, sensaciones de estos días aquí vividos. Un país más, y ahora también, un continente nuevo, Oceanía.

        

Qué curioso es tener curiosidad. Esa curiosidad que sólo a través de los sentidos  y con predisposición propia, te abre a nuevas culturas, nuevos aprendizajes, a conocer, a descubrir y te da el impulso para explorar, para ponerte a prueba y dar un paso más. Hoy, sin más, en la cola para embarcar quedé pensativa y curiosa preguntándome de qué conocía yo a la chica que recortaba los pasajes . Primero creí que era alguna de las camareras de algún local de QD, luego buscando en los ficheros de mi "hard drive" me dí cuenta que la tenía ubicada en el "folder" de Sri Lanka. En particular del vuelo desde KL a Colombo. Ahí estaba ella, sin uniforme, en sus tejanos "baggies", y con su tabla de surf. Curioso eh? Luego la volví a encontrar en el agua y en alguno de los locales de "birra" en Arugam Bay. Y ahora, estaba ahí puesta en un nuevo escenario! 

Mientras escribo, no puedo evitar escuchar la conversación que mantiene el chico australiano de detrás mío (con el que tuvimos una escena cómica puesto que yo iba directa a sentarme en su sitio y después de quedarse perplejo con mi decidida acción me puse colorada al darme cuenta que en lugar de sentarme en el 29A estaba en el 30A!. Lo que hace la cafeína matutina!). Está hablando muy animadamente con un adolescente malasio y me recuerda los días míos de trip, cuando empezaba. El chico australiano le está preguntando de todo. Desde vocabulario hasta comida típica, lugares...etc. El "teenager" le responde todo motivado, y a la vez le interroga ( desde dónde va ,a con quién... ) vamos, conversaciones que me recuerdan a mí durante el viaje. Es muy interesante y , una vez más, curioso, observar y escuchar. Qué importante son ambas acciones. Vitales para aprender y para crecer.


              

Después de dos días largos de lluvia, frío y nubes... hoy por fín sale el sol. Una dulce despedida. Abrazos cargados de emoción y calidez. Ayer, después de una comida entre lluvia con Jocie, un amigo findlandés que vive en Brisbane, y de un paseo húmedo con mi super bici aussie, cenamos en casa esos platos orgánicos deliciosos de los que me cuesta recordar el nombre de los ingredientes. Amanda y Sab, han sido mucho más que unos couchsurfers. Para mí han sido mi família, y ahora también, mis amigos con los que he compartido buenos y malos momentos del trip. Mi última parte. Siento que me han dado mucho más de lo que yo les he dado. Pero eso no lo puedo saber. Hemos compartido comidas, charlas, surfing, paseos, fin de semana con sus amigos... me han introducido siempre a toda la gente y a su día a día, sus costumbres y hemos formado un mini equipo de convivencia en ese apartamento delante de esa playa con agua turquesa y tan transparente que cuando haces un pato y abres los ojos, los peces se te aparecen con toda claridad, forma y color.

       

No puedo expresar todo lo agradecida que estoy en palabras pues me siento muy afortunada y muy feliz de haber tenido la oportunidad, una vez más, de conocer a gente tan cálida y hospitalaria. Thanks, even if you can't understand the whole post. I'm glad you came to my place, i'm glad we met and i'm grateful for all we've shared these great days even with the worst ones. Thanks for showing me arround, your culture, your cuissine and making me feel just one aussie more in a foreign country. I keep everything with me, i keep you in my heart. Thanks for the muessli Sab i will eat it little by little i can still smell the whole flat  of cinamon! Love it!

       

Espero no perder nunca esa curiosidad que a veces me mete en líos y otras, la mayoría, me da impulso a desear, conocer, descubrir y entender el porqué de algunas cosas, pues otras, a veces no lo tienen. Y curiosa me pregunto cómo me voy a sentir una vez de vuelta, si seguiré con las mismas cosas, si sentiré la necesidad de cambiar otras, o de seguir en movimiento, si me volveré a atrapar en la rueda sin darme cuenta, si... no lo sé y la verdad es que no lo quiero saber, ni pensar, porque eso es tan sólo hacer hipótesis y atraer lo que no deseo: delimitar o previsualizar los acontecimientos, que en realidad, serán como tengan que ser. Pero estoy segura que todo positivo 100%. 

       

Curioso, pienso ahora, mientras hojeo este mapa de BKK. Regreso al punto de partida. Esa ciudad que casi me ahoga con el calor, el ruido y esos olores extremos. Aterricé en una zona y hoy me iré a la otra, a la nueva, a la más occidental. No se si es buena elección pero así lo sentí. Y una vez más seguro que será la que tenía que ser. Y pienso... cómo será volver a caminar por esas calles sin orden, con 20 grados más, con el idioma y la moneda que ya casi olvidé? Esos bozinazos, esa polución y esos templos imponentes con esos aromas a incienso quemando? Tan sólo dos noches, y un día. Y me pregunto: qué deseo hacer? Descansar, pasear, y comerme uno de esos deliciosos platos asiáticos con esa explosión de sabores, texturas y colores que me submergen al momento presente. Ese momento en que todo fluye, todo se resuelve y, en realidad, el único que realmente tenemos.

Bangkok, there i go! Después de 9h de aviones y 3h de espera en KL, supongo que cogeré un taxi para llegar de nuevo a tus puertas. Tailandia mi primero y último destino del, físicamente, casi finalizado, Into my trip.
     


                




viernes, 22 de agosto de 2014

Explorando the Minyon Falls Mountain

    

Esta mañana después de un mini baño, un poco frío cerca de casa decidimos hacer una mini ruta a una de las montañas más cercanas:  Minyon Falls. Dicen que las puestas de sol, si no está muy nublado, son espectaculares! Así que, después de un buen desayuno y de coger cuatro cosas nos dispusimo a emprender  nuestra ruta para explorar esos bosques..


       


El camino no podía ser más bello. Entre granjas y prados llenos de toros y vacas. Esta zona se caracteriza por plantaciones de producto local orgánico y lo más curiosos es ver cómo los caminos que llevan a las granjas y que dan a la carretera, por la que pasamos, están llenos de mini puestos con su comida orgánica para vender. Se trata de un cartel y normalmente como un tejadín para protegerlo de la lluvia, y una cajita al lado de los productos en la que dejar el dinero de la autocompra. Para que lo entendais: "self service". 

   

No hay nadie que venda los productos. Los dejan fuera en cajas con el precio por unidad y tu mismo dejas el dinero y coges el producto. Es alucinante! Esto lo haces en España y probablemente a la primera remesa te quedas sin producto y con la cajita vacía! Aunque, en estas comunidades de esta zona, que son muy pro orgánicos y espirituiales, creen en el karma así que estan tranquilos y por lo que me comenta la gente de aquí, nadie se lleva nada sin pagar. Claro, tampoco hay necesidad alguna de hacerlo!


       

De manera que encuentras desde fruta y verdura, huevos, espécias o mermeladas caseras! Ayer Manel y Emília compraron aguacates y naranjas! Y la verdad, que para ser orgánico no lo econtré tan caro.


                                                           

Me está encantando porque una vez más tengo la suerte de descubrir la manera de vivir y el día a día de la gente de aquí. Me quedo con ganas de mucho! y eso en parte es bueno porque seguramente me va a hacer repetir, pero, sobretodo, me quedo con las ganas de descubrir la verdadera cultura de Australia que parece que tan castigada está por los "blancos", la aborígen! Manel me dijo que para eso debería ir al norte o al interior, en el desierto y que me quedaría alucinada con su riqueza cultural, y que es una pena que los asutralianos europeos la hayan y la sigan machacando tanto. Me decía, les han hecho tanto daño que ni tan sólo está en libros. Supongo que no es lindo darse cuenta que las verdaderas raíces han sido maltratadas de tal manera. Una pena, pero otra cosa más que me queda por descubrir!


                                                           


Vuelvo a sonreir, pensando... una semana atrás, medio arrastrada en la cama en casa de los couch pensaba... vaya! me quedan solo 10 días y no he podido ver nada ni descubrir nada... y ahora, veo que los pocos días que he tenido, han sido suficientes para, una vez más, estrujar y saborear al máximo un nuevo territorio, otro nuevo destino y acercarme a sus gentes, a su naturaleza salvaje y cargarme las pilas por seguir queriendo descubrir más! 

     


                                                         

Hablando con los chicos de aquí y con Ange, una de las aussie de la casa (pro orgánica, yogui...etc) me doy cuenta que vale la pena pedirse una excedencia y venir a explorar Australia pero desde dentro, no sólo de paso. Y se me están despertando muchas ideas y cosas que me gustaría hacer. Lo sé, igual es el subidón del viaje, de sorprenderme por lo nuevo, de sentir un reto más, nuevos proyectos... e igual, una vez de vuelta se desvanezcan... pero eso ya lo veré! Ahora sólo quiero seguir descubriendo y disfrutando de todo lo que me está proporcionando esta visita ,por una tierra que , a nivel de naturaleza, me conecta directamente con mis instintos más primitivos y me hace sentir en paz!



              

Thanks mother earth for every present you are giving me this days. Fauna y flora a flor de piel.









Like home in Oz


       

Un despertar inmejorable, un lugar indescriptible y una sensación de gratitud que me deja, una vez más sin palabras.
Sentada en esta terraza con estas vistas en plena naturaleza, entre el baile dulce y sinuoso de las hojas de los eucalitos, en lo alto de sus copas, observo , sin más, lo que me está ofreciendo el escaparate verde, frondoso y poderoso que tengo ante mis ojos. Puede haber una mejor manera de empezar el día?

       

Gràcies Manel por acojreme en vuestra casa, me siento muy afortunada de poder compartir este pedacito de mis últimos días en ruta con vosotros. 

        

Estaba tumbada en la cama que está en el piso de arriba y entre ventanales sin cortinas, cuando, de manera natural y atraída por la luz rojiza y anaranjada del alba, desperté entre sueños. Ahí estaba ese amanecer para deleitar mis sentidos. Grácias  madre tierra. Sin estos momentos la vida carece de sentido y deberíamos "don't take anything for granted" dándo las grácias por todo lo que podemos vivir y disfrutar de ella. Si entre todos fuéramos más conscientes de lo importante que es amarla y respetarla nos ahorraríamos muchas sesiones de terapia y pastillas. Y los animales y las plantas seguirían viviendo sin peligro de extinción.

       

Esta tierra que conozco muy poco. Tan sólo un pedacín. Unos días en ella y con la gente que estoy teniendo el placer de compartir experiencias y aprender , me está haciendo más consciente de mucho y me hace reflexionar sobre cómo vivimos la vida, sobre las similitudes y nuestras diferencias. Australia, me conectas con la necesidad vital de "escuchar" a mis instintos y seguirlos desde lo más profundo. Es ser fiel a una misma. Y cuando lo consigo siento que todo tiene sentido,una vez más, todo fluye y dejo entrar lo mejor a mi humilde vida. 
                      

                                                 

Sin darme cuenta llevo en cerca de Byron bay seis días. De los cuales tres estuve en casa de unos amigos encantadores de Sab y Amanda, compartiendo cenas, playa y charlas muy interesantes. Ahora, después de antes de intentar fallidamente, encontrar un couch por la zona de Byron town, decidimos con el grupo de Manel , que me quedaría con ellos hasta el viernes. Sinceramente, me alegro muchísimo! Sin duda alguna es la mejor oferta que podría haber aceptado. Grácias chicos! Ya sabéis que tenéis casa en Montgat!

       

Esto es mucho más que una casa en pleno campo. Está relativamente cerca de Byron y más aún de la playa, pero al mismo tiempo, si quieres te puedes perder entre la naturaleza. Hay tantos árboles a su alrededor que parece una alfombra esponjosa. Pero al estar elevada, y enfocada al mar, las vista son espectaculares. Muy cerca  de aquí, me dijo el otro día desayunando, Manel, que vive Xavier Rudd (es un músico australiano que a mí me encanta) y justo desayunábamos acompañados por su música cuando nos decidimos a dar una vuelta por el mercado orgánico del pueblo, y ahí estaba él,! comprando verduras y fruta. Me dió tanto corte que no fuí capaz ni de tirarle una foto! Pero ahí estábamos todos, entre la gente, la comida deliciosamente saludable y ese grupo de blues tocando debajo de una mini carpa. Un martes cualquiera por la mañana! Increíble! Aquí viven mejor que quieren!


               

Qué puedo decir de las playas? Pues maravillas. Son impresionantes. Arena super blanca y esa agua azul transparente que cuando no hay viento te permite ver perfectamente todo lo que hay en el fondo. LOs delfines saltando a tu lado es un espectáculo del que nunca me cansaría! Es tan hermoso! Y lo de las ballenas es algo ya fuera de control! Ayer mismo, Manel me llevó a hacer ruta por toda la costa de Byron hacia el sur y fue precioso! Playas que para llegar cruzas entre los parques naturales, en las que los delfines surfean en manada y las ballenas se acercan tanto a la costa que puedes ver perfectamente, su tamaño y sus aletas, sus pequeños... y esos pájaros de miles de colores que estan por todas partes... madre cuánta vida! Y qué grande es esto! 


                


Me siento muy agradecida y muy afortunada por terminar los días con este grupo de australianos y españoles. Esta casa tiene buen karma: todos hacen y deshacen pero se respira muy buena onda. La huerta fuera, entre esos árboles gigantescos, la cabra y la oveja que se comen todos los restos de comida, y estos sunrise que te dejan boquiaberto! Como hablábamos con Manel, hay muchas cosas que se echan de menos, sobretodo el "caliu" de la família y de la tierra, (aquí son muy anglófonos aunque hay gente super maja y cercana pero diferentes claro), y la sensación de immigrante que a veces resulta durillo, me decía él, pero yo le decía, nunca se sabe, no hay nada eterno (luego pensé, igual el mar, el sol, la luna...pero nada más no?) así que esto forma parte de la vida, de tu experiencia y es realmente increíble lo que estás viviendo. Siempre puedes volver, siempre tienes elección. Y él me decía, sí, aunque a veces te sientes tan solo! Sí, pero también te puedes sentir solo en casa... esta oportunidad, me decía, o el poder vajar un tiempo uno solo te hace crecer y madurar y darte cuenta de lo que no quieres y tendría que poderla vivir todo el mundo. Le miré y le sonreí. Pensé, que verdad tan grande! y cuánto identificada me siento a tus palabras! Sólo tenemos una vida y la forma en la que queramos vivirla sólo depende de nosotros!