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domingo, 1 de junio de 2014

Bajando el Mekong hasta Luang Prabang



1 de junio,
hoy es mi cumpleaños. Nunca hubiera imaginado , hace un año atrás, que hoy estaría pasando este día en un barco de madera, con 50 personas más, descendiendo el Mekong dirección Luang Prabang. De hecho, esta mañana cuando me desperté junto a las otras chicas y me felicitaron, me resultó raro. Muy raro. Pero genial a la vez! He dormido en tantos sitios que a veces cuando me despierto por la mañana o pronto de madrugada, estoy super desubicada y entonces, al cabo de unos minutos me doy cuenta que estoy de ruta, in my trip. Interesante.

Ahora son las 3pm, no se exactamente dónde estamos, lo que está claro es que estamos navegando por el río. Un río verde y rodeado de selva a ambos lados. Al princio del  trayecto había Tailandia a la derecha y Laos a la iquierda. Es curioso, le llaman "slow boat" ahora entiendo porqué. Tarda unas 8h en llegar al próximo pueblo, Pak Beng , donde dormiremos. Nos han dicho que no hay nada. Algunas casas de hospedaje en una única calle principal y que a las diez de la noche no hay electricidad. Así que será como continuar con el "toque de queda" de Tailandia.

Dicen que esta embarcación es la que utiliza la gente local para desplazarse y para poder transportar sus mercancías de un pueblo a otro. Y que el trayecto de mañana, a parte de ser más largo y más bonito, también va más cargado de gente subiendo y bajando, entrando y saliendo y que hay que tener cuidado con el equipaje porque los robos son comunes. De momento somos todos backpackers, escepto por una família que lleva un niño muy curioso que no para de mirar mis gafas , y cuando le hago alguna mueca se esconde tras las faldas de su madre. No debe tener más de dos años y medio y ni se le oye. Aquí los niños y la gente, parece que están acostumados a tener paciencia y a saber esperar, sin desesperar.

El Mekong, río que pasa por Laos y vietnam y pequeña parte de Tailandia. Sin muchas corrientes y ahora mismo no muy abundante. Vamos curzandónos con pequeñas embarcaciones de madera , a remo y a motor. Otras se paran y tiran sus humildes redes para pescar. Sinceramente, no sé qué pescado sacaran de aquí pero, no se si me lo comería. PUes a lo largo del río se van parando los pastos  beber agua y eso significa que hay bacterias en ella. Eso es algo que hay que tener presente sobretodo si no quieres torcer el viaje antes de lo previsto. Cualquier precaución es poca.

El aire que entra por la barca y el sinuoso movimiento que va creando el agua, hace que tengas un sueño muy agradable y ayuda a ir pasando las horas. El capitán del barco, sentado en la proa, desclazo y con una taza de té, va esquivando las rocas que van sobresaliendo a los laterales del río.

Aquí no hay nada más que selva y algunas casitas de bambú de los granjeros que dedican sus tierras a la plantación de bananeros. Otras casitas se agrupan a las orillas formando pequeñas aldeas. En algunas, los niños bajan al agua y se remojan y juegan, mientras los mayores pescan. Este paisaje es muy relajante y queda muy alejado de cualquier civilización. Impresionante la sensación de paz.

2 comentarios:

  1. Felicidades Anna!! que bueno todo! Ccc

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    1. Grácias! una experiéncia única. Muy distinto a un surf trip la verdad... aunque espero poder surfear pronto también. Una abraçada.

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