Sabaidee ! Lagon! ... norte de Laos, otra experiencia más !

                     

Después de esta semana improvisada por Laos, ha llegado el momento de hacer balance de lo vivido. Es curioso ver cómo cuando viajas, haces y deshaces los planes contínuamente. Lo que en un día a día de rutina, organizado en Barna sería un cambio brusco y casi un dolor de cabeza por la reorganización posterior, en ruta, es simplemente un granito más del saco que vas llenando de experiencias. De esta forma, mi idea antes de entrar en tierras Laosianas, era recorrer el país de norte a sur en una semana. Sí, una locura! o no! según la gente que vas conociendo y según como una misma se va sintiendo.




Después de llegar a la frontera y conocer a mis english lovers girlfriends, decidí cambiar mi idea de tirar río a bajo yo sola, por un juntarme en su trekking con zip line y pernocturnidad en la casa del árbol, incluído. Me acabé de decidir en la cena y a la mañana siguiente nos encontramos embarcadas las 4 en una pick up a una hora del puesto de partida. Allí empezamos una ruta de 3h andando con todo el material para las tirolina colgado en las caderas... espectacular! Ibamos bien preparadas con pantalones y zapatos adecuados, mientras, los "guías" de sólo 20 años, calzaban unas chanclas de goma para andar por la selva. Fué muy sorprendente! Me recordaron al zumbado de la selva, el de las crocks de goma!

Ahora, me alegro un montón de haberme decidido a cambiar esa mini agenda que tenía para Laos. Pues fué una experiéncia única. Por el trekking, por las vistas desde las tirolinas y por la noche en una casa de madera construïda a 60m de altura y todo lo compartido con las chicas y la pareja francesa que conocimos.

Así pues, demoré el barco de dos días a Luang Prabang y las convencí, sin mucho esfuerzo, a que ellas cambiaran el bus por el llamado "slow boat". Otra experiencia que recomiendo a todos quien deseen ir a Laos y llegar a Luang Prabang. Dos días con noche en un poblado a lo largo del río Mekong, montadas en una barcas de madera con tejado de aluminio de lo más peculiar. Y muy muy lentas. EN total 18h que dieron para mucho.

Una vez en Luang Prabang, disfrutamos de los creppes y alojadas en una guesthouse con su propietario Choy fueron pasando los días, entre bicicletadas , cascadas y cenas y mercados nocturnos. Una despedida y luego yo, decido, después de valorar días, horas de bus y dinero, volver a cambiar mis planes y quedarme en este pueblo afrancesado para disfrutar de sus gentes, de su comida, y de estar yo (gran aprendizaje de este viaje). Así que en lugar de estar 30 h en carretera para poder disfrutar de 2 días de las islas del mekong y volver a cojer un bus unas otras 15h hasta siem riep, he decidido escojer quedarme y dedicar este tiempo a saborear lo que este lugar de monjes, de cultura laosiana, de immigrantes de la china del sur, y mucho más me ofrece.

Una de las grandes experiencias que espero ir repitiendo (y como ya hice en la granja) es combinar el turismo con el voluntariado. Pues te permite insertarte más con la gente local y conocer realmente su cultura. Aquí he tenido la oportunidad de ayudar en el proyecto The Big Brother Mouse haciendo speaking con los chicos locales y monjes que quieren practicar su inglés; y por otro lado, he tenido la oportunidad de pasar un día entero en un colegio. Éste último, muy interesante dado que nadie del centro habla nada de inglés. Así que he ido aumentando mi vocabulario laosí y he puesto en funconamiento todas mis armas para comunicarme, sin palabras con los niños y las maestras. Y una vez más me doy cuenta que, el budismo es sabio. Hablamos demasiado y en esa acción se nos escapa la esencia de las situaciones y la comunicación no verbal de las personas que es muy importante. Observar, escuchar, sentir...

                               

En resumen, he tenido la suerte de estar en una casa donde me han acojido como si fuera una más . He conocido bastante la esencia de la gente de aquí. Que aunque al principio me resultaron menos simpáticos que los tailandeses, ahora me he dado cuenta que se parecen más a los catalanes. Necesitan un tiempo para confiar en ti y abrirse, y cuando lo hacen, tienen un fondo increíble! Kop chai la lai Choy and Chittana!

Aunque debo decir que son todos un poco más brutotes y menos refinados que los tailandeses (y eso es generalizar) pero me encanta su sentido del humor! Muy irónico incluso en los pueblos. Justo hoy, jugando con un niño que estaba en un xiringuito de pueblo con la abuela me miraba con cara vergonzosa. Me tomé un zumo dentro del garito, y como les hablé en lao me abrieron su casa. El crío no paraba de juguetear cuando vió que yo le hacía muecas y el burro (como ya os imaginais quienes me conoceis) y entonces no paraba de buscarme, correr...etc... entonces la abuela me mira super irónica y me dice con señas, yo a este lo degollo...! La entendí perfectamente y nos pusimos a reir... el crío es energéticamente incansable y la mujer no puede con él. Fue un episodio muy simpático y más, si tenemos en cuenta que llegué a ese pueblo perdido al otro lado del río en una bicicleta de paseo y con mi aspecto, mucho  menos que laosiano.

Laos, no puedo hablar de muchos sitios, porque sólo he estado diex días pero, ahora puedo decir como es la esencia de sus gentes y eso es exactamente lo que busco en este viaje. Y es algo que, casi sin darme cuenta, cada vez más, está muy relacionado con el budismo y su filosofía.

Hoy justo, hablando con Cath (una chica que por casualidad conocí en el bus dirección a la granja y que hoy me crucé cuando iba en bici) me decía: todo lo que vamos viviendo, si lo sabemos escuchar y estamos abiertos, acaba formando parte del mismo camino, y entonces te das cuenta que todo pasa por algo y siempre es para mejor ( aunque yo aun hay cosas que no acabo de entender, pero supongo que aun no estoy preparada igual para entenderlas y soltarlas).

Laos, una parada más en mi camino.

http://youtu.be/KOnehWbR8GA