Primeras impresiones a la tierra de los Templos de Angkor

      

Camboya ... cambio readical de paisajes, de gente, de locura nocturna, de idioma, de moneda... Mi primera impresión al llegar ha sido de desubicación total! Son las 11 de la noche y estoy a punto de caer rendida en esta cama cubierta por una mosquitera blanca y medio abierta. Después de dos horas de vuelo entre turbulencias y la ruta en moto (como pasajera) conducida por Yan, el chico que mañana, o mejor dicho, en unas horas pasará a recojerme para ir a Angkor Wat a ver el amanecer, con todas las mochilas entre sus piernas y mi espalda, llegamos al hostel. Escondido entre unas calles super polvorientas y donde las casa estan a medias y se caracterizan por sus altas verjas de hierro . Esto dista mucho del carisma y elegancia de las construcciones de Laos. La gente, es muy simpática y abierta pero se nota que ésto es más ciudad y está muy explotada y dirigida para un público bastante bebedor de cubata barato y con un gusto poco exquisito por la música. 

Es tarde y estoy cansada, y seguro que mañana las cosas cambian de color, pero, sinceramente la parte que he visto de Siem Riep city ha dejado mucho que deasear. No porque sea peligrosa, sino porque en cada esquina hay un tuktuk apretando para que subas o una vendedora de masajes, o una pecera gigante para que metas los pies en el agua y los peces te coman las pieles muertas... sinceramente, horrible!

Al menos, la gente es muy maja y con una sonrisa muy grande y también les caracteriza su gran sentido del humor. Yo , una vez más, voy conociendo más idiomas. El camboyano no tiene nada que ver con los anteriores... así que toca renovarme again!

La verdad es que la llegada del aeropuerto a la ciudad ha sido brutal! mientras iba sentada en la parte posterior de un ciclomotor de 49cc sujetando mi mochila de 50L con un brazo para que no se moviera y la otra agarrándome de la parte inferior del vehículo, he ido observando (pues con los 20kmxh a los que íbamos daba tiempo de eso y mucho más! Me dió la sensación que las vacas que pasaban por el arcén nos adelantaban y todo!) Lo que decía es que, por un lado, veía la polución y luces de la carretera y por el otro el campo, con unas mujeres con la melena al viento, larga y negro azabache que iban guiando a las vacas en los pastos. Era una imagen increíble! Eran como amazonas! Tan morenas entre el prado verde esmeralda y las vacas, preciosas, de color crema y con una piel, que parecían aterciopeladas.

Después de esas imágenes mezcladas con la humildad de la gente, de las casa, de los caminos... me he dado cuenta que voy a intentar hacer alguna salida a los alrededores de Siem Riep, pues creo que van a ser mucho más interesantes que la ciudad pues siento que necesito naturaleza. Llevo demasiados días entre asfalto y echo de menos el mar, los animales salvajes y , no puedo negarlo... surfear.